Pido perdón por descuidar el blog durante las 2 últimas semanas. Vuelvo a la carga.
El domingo 21 participé en el campeonato de España de media maratón, en Valladolid. El resultado fue algo peor que mal; no porque estuviera mal de forma sino porque corrí como no debe hacerse y desmoralizándome a cada paso que daba. Empecé más fuerte de lo que debía y mis piernas lo notaron; empecé a aflojar y aflojar y aflojar... hasta que en el km. 15 me alcanzó Yesenia. Por aquel entonces estaba pensando en retirarme pero no sabía dónde estaba la llegada así que opté por seguir en competición. Y como estaba desmotivado aproveché para hacer de liebre improvisada a Yesenia y así tener un motivo para seguir corriendo.
Al final, 1h10'18". Y tengo que aclarar que llegué a meta por delante de Yesenia pero en la clasificación ella aparece primera con 1h10'17". ¡A fastidiarse!
Pero lo divertido de la carrera fue recordar algo que pasó hace muchos años. He buceado por internet en busca de información pero a principios de los 90 nadie utilizaba la red. Parece ser que fue en 1991 cuando se celebró otra edición del campeonato de España de media maratón en Valladolid. No recuerdo la fecha pero sí la sede: mi madre participó.
A mi madre la acompañamos los 4 hijos mayores (yo el 4º con 7 años) y parece ser que mi padre se quedó con Ferran. Viajamos en el tren nocturno desde Barcelona y llegamos de madrugada a Valladolid, nos dirigimos al hotel y... ¡resulta que este pasado fin de semana estaba en el mismo!
En cuanto a la carrera, no recuerdo nada. Por esos años yo sólo prestaba atención al fútbol y lo único que me quedó grabado fue que mi madre subió al podio (no porque se lo ganara sino porque la chica que quedó 3ª estaba duchándose y le pidieron a mi madre que hiciera de doble).
Mi madre recapacita ahora sobre ese viaje: sola, con 4 hijos a cargo (12, 11, 9 y 7) y teniendo que disputar un campeonato de España. Los tiempos eran distintos, sin duda, pero ella era así. Ahora no lo haría -dice- aunque más tarde tuvo otra mejor. Viajó a Huelva en avión con Ferran (tendría 4 o 5 años) y, mientras ella competía, dejó a Ferran en el zoo para que estuviera entretenido. Así eran los viajes de mi madre.
La semana que viene, siguiendo con "los viajes de mi madre", explicaré qué eran los domingos en Francia (e intentaré adjuntar alguna foto de época).