Escribo desde un bar de Mulhouse, Francia, la crónica del fin de semana, cuando faltan tres horas para mi tren: el Corail-Lunéa 4292. Al ser un tren nacional (desde Mulhouse hasta la frontera con España) espero no tener la misma experiencia que con el tren de ida.
El tren-hotel de Barcelona a Suiza es muy cómodo -los compartimentos sólo tienen cuatro camas- y en lugar de ser catres desplegables, son estructuras con colchones mullidos. Además, si tienes billete de gran clase -no era mi caso- te invitan a cenar de manter y tenedor; lo mismo puedes hacer si pagas unos 30€. Lo que no avisan en el precio es que a las cinco los franceses y a las siete los suizos, los gendarmes entrarán al vagón con perros rastreadores en busca de droga en las maletas. Aunque los colchones son cómodos, al final me desvelé.
De Berna a Basilea es apenas una hora de tren rápido (26€, casi nada) y el Hilton está a cien metros de la estación central. Eso implica que me instalé a las 10 de la mañana y Dan y Erik llegaron a las 8 de la noche. Visté Basilea arriba y abajo, comí un kebab, prové la sauna del hotel y juntos nos fuimos a cenar pasta.
El sábado despertamos a las 8 de la mañana para correr veinte minutos tranquilamente y... desayuno XXXL. Para que os hagáis una idea de cómo fue nuestro desayuno, la carrera era a las 20:20 y nuestro almuerzo, una manzana. Volvimos a la sauna de nuevo -aunque muchos recomiendan que no se tomen saunas 24h antes de las carreras- y nos sentó de maravilla.
Se acercaba la hora de la carrera y nos preparamos. Son cuatro vueltas y media, con un desnivel a favor final de 12m pero sin ningún metro llano. En las clasificaciones podéis ver que fui el más rápido en la 1.5 vuelta, pero de los lentitos en la 2.5. Quería salir tranquilo y lo conseguí, pero los primeros también salieron tranquilos y me animé a pillarlos. Pagué el esfuerzo a la fuerza, pero me recompuse y acabé en menos de 30'. La última vez que corrí así de rápido fue en junio de 2007, en el meeting de Bilbao. Y me he alegrado mogollón.
Después de la carrera se celebró una cena bufet en el Hilton que fue XXL. Nuestras barrigas apenas nos han dejado dormir para a las 8 de la mañana salir a correr de nuevo, esta vez durante más de una hora. Y de nuevo un desayuno XXXL y otra sauna, de las muy largas, hasta coger un tren hacia Mulhouse mientras Dan y Erik viajan en coche hasta Austria a preparar otra carrera para la semana que viene.
Este es el fin de la crónica. Ahora misa en la iglesia de S. Marie, un kebab para cenar y dulces sueños con el tran-tran para despertar cuando el sol se asome por el mediterráneo.