jueves, 25 de febrero de 2010
Zapatillas de maratón
miércoles, 24 de febrero de 2010
Cuestión de altura
lunes, 22 de febrero de 2010
La cara y la cruz de Eldoret
jueves, 18 de febrero de 2010
¿Qué estarán haciendo los niños?
lunes, 15 de febrero de 2010
Nimechoka (sana)
domingo, 14 de febrero de 2010
Lo acaba de publicar ABC.es
En el paso por el ecuador del recorrido, Kibet marcaba un tiempo de 29:40 y superaba en 40 segundos a Kiriu, que mantenía una fuerte pugna con el barcelonés Marc Roig, tercero a sólo 15 segundos del keniano.
Un tercer keniano, David Kilel, encabezaba un grupo de tres corredores, a un minuto del líder, donde estaban el portugués Bruno Jesús y el marroquí afincado en Barcelona, Driss Lakhouaja.
Kibet, que acredita una mejor marca personal de 1h.01:10, mantuvo su ventaja durante el resto del recorrido para entrar vencedor con un discreto registro de 1h.03:10, superando en casi dos minutos al corredor de Sant Pol de Mar, Marc Roig, primer español y que marcó un tiempo de 1h.04:57, su mejor marca personal en la distancia.
Roig, de 25 años, ex campeón de España Sub23 de los 10.000 metros y que esta preparando el Maratón de Barcelona del próximo 7 de marzo, realizó una gran carrera y a cuatro kilómetros para el final lanzó un fuerte ataque sobre Kiriu, ganador el pasado año de la prueba. A partir de ahí mantuvo un gran duelo con el portugués Bruno Jesús al que superó en un gran sprint final en dos segundos.
Kirui,que partía como favorito, entró en la décimo segunda posición con un tiempo de 1h.06:47, tres segundos por detrás del veterano andorrano Toni Bernardó y un sólo segundo por delante de Driss Lakhouaja (1h.06:48).
Destacar el brillante papel del club inglés Running Crazy colocando cinco de sus corredores entre los diez primeros.
Como era de esperar la lucha en categoría femenina estuvo centrada en la joven keniana de 21 años Joyce Chepkiriu, vencedora la pasada semana en el Medio Maratón de Granollers, y su compatriota Mónica Jepkoech. Desde la salida Chepkirui ya marcó un fuerte ritmo que le daba un crono de 33:47 y casi 30 segundos de ventaja sobre Jepkoech en el paso por el ecuador del recorrido.
A dos minutos pasaba la británica Sarah Gee y la marroquí afincada en Sabadell, Hasna Bahom, era séptima con 37:54.
Chepkiriu fue ganando tiempo a su compatriota para finalizar con un registro de 1h.12.33, casi tres minutos por delante de Jepkoech (1h.15:17). La tercera plaza fue para la portuguesa Filomena Costa, con un tiempo de 1h.15:52. Bahom mantuvo la séptima posición final con un crono muy discreto de 1h.21:42.
El momento más emotivo del día se ha producido antes de la salida, cuando se ha guardado un minuto de silencio por la libertad de los tres cooperantes catalanes secuestrados en Mauritania.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Esto es Kenia
domingo, 7 de febrero de 2010
Más Kapkoi
Al salir de la oficina de Ex-street children el viernes por la tarde, sabiendo que un matatu hasta Kapkoi nunca tardará menos de dos horas, me decido a ir en moto. Mientras el matatu cuesta 100KSh, negocio con el motorista que me llevará (aunque no sabe dónde está Kapkoi) el precio de 400KSh. Empieza la carrera; yo sé que el trayecto corto entre Eldoret y Kapkoi es de menos de 30 kilómetros, pero no conozco el camino. Son poco más de las seis de la tarde.
Seguimos la carretera hasta Kaptagat a la máxima velocidad que da la moto. Aprovecho para decir que las motos aquí son de calidad china y se venden en los supermercados por precios alrededor de los 700€. Al llegar a Kaptagat se termina el asfalto y empieza el camino de baches por dentro del bosque. Sobrepasamos las siete de la tarde, el cielo va oscureciendo; al fondo se ven relámpagos mientras algunas gotas caen sobre nuestras cabezas. Hace rato que no vemos gente, sólo algunas vacas de vez en cuando. Llegamos a alguna intersección y el motorista me pregunta hacia dónde debe ir; cómo si yo supiera el camino. De Kapkoi sólo conozco la casa de Japhet y la tienda donde compré saldo para el móvil mientras esperaba el matatu que me llevaba a Iten.
La oscuridad es absoluta y me acuerdo del maldito motorista que al salir de Eldoret sólo puso 100KSh de gasolina (un eurillo, poco más de un litro). Intento llamar a Dan pero su teléfono está fuera de cobertura (en casa de Japhet hay que salir para recibir llamadas). De repente encontramos alguien en el camino; no dice que Kapkoi está más adelante, pero no sabemos si hacerle mucho caso, parece borracho.
Llegamos a una tienda de carne-restaurante. El motorista me pregunta de nuevo y yo le contesto que esa tienda me suena, por decir algo. El aprovecha para preguntar en el interior si puede conseguir gasolina y un chico le dice que conoce dónde le venderán un poco, se monta en la moto y damos la vuelta. ¡POR FIN! Es tan oscuro que sólo me doy cuenta que estoy en Kapkoi cuando la moto da la vuelta y reconozco la tienda donde compré saldo. Empiezo a saltar de alegría (con cuidado, vamos tres en la moto). Ponemos gasolina de nuevo y le indico al motorista dónde queda la casa de Japhet.
El cuentakilómetros dice que hemos tardado 57 kilómetros en llegar: menudo rodeo. Siento lástima por el motorista y le pago 500KSh, aunque por otro lado pienso que me la ha jugado, porque yo escogí ir en moto para llegar antes y ya son más de la 8. Da igual, seguro que él lo ha pasado peor que yo.
Entro en casa de Japhet y se parten de risa cuando les cuento la aventura. Ya casi han terminado de preparar las pizzas y el queso que traigo de Eldoret llega en el momento justo. Disfrutamos la cena y a la cama.
El sábado por la mañana Dan me acompaña los primeros kilómetros del rodaje. Me toca tirada larga y la solución que habíamos decidido ayer era que podía ir corriendo de Kapkoi a Eldoret, así cambiaba los caminos de siempre y descubría que la mejor manera de unir Kapkoi con Eldoret es corriendo: ni motos ni matatus. El camino más corto es de 28 kilómetros y, si vas rapidito, son poco más de 1h40' (aunque tiene truco, por Kapkoi está a 2400m mientras que Eldoret a sólo 2000. Ha sido un entrenamiento para enmarcar, empezando los primeros 10 kilómetros a 38'12” como calentamiento. Los siguientes, a 33'50” (3'23”, más rápido que en el cross de Discovery) y los últimos 10, porque he seguido un poco por Eldoret para hacer por lo menos 30 kilómetros, a 34'50”. La media del entrenamiento, de 30,5kms, sale a 3'33”, con más de 20 kilómetros por debajo de 3'330”. Y hoy, a disfrutar de la media maratón de Eldoret como espectador.
viernes, 5 de febrero de 2010
The african cyclist
martes, 2 de febrero de 2010
Discovery Kenya cross country
Ahora, en el 2010, la carrera sigue presente en Eldoret pero está en manos de Nike y no es coto exclusivo del doctor Rosa; todos los mánagers que quieran conocer las nuevas promesas del atletismo mundial están ahí presentes. Y hay mucho que ver.
Las carreras empiezan sobre las 9 de la mañana. El Sports Club de Eldoret se llena de niños y niñas, vestidos de calle y sin zapatos, que ostentan un dorsal de color naranja sobre el pecho. Abundan los vestidos de flores en las niñas y los pantalones de vestir en los niños; cualquier ropa es buena para demostrar al mundo entero que la calidad está en la persona, no en los complementos. ¡Y cuánto nos cuesta aprenderlo!
Después de los niños, que corrían dos kilómetros, empiezan algunas categorías mayores como cadetes y juniors, aunque no queda muy clara la separación. Lo habitual en Kenya es que las carreras se anuncien por kilómetros, no por categorías. Está la de 4, la de 6, la de 8 y la de 12. Y yo corrí la de doce.
Participar en un cross en Eldoret supone la realización de un sueño. Estar en la línea de salida, a dos mil metros de altura, rodeado de los mejores corredores de cross y maratón y viendo alrededor sólo cuatro o cinco mzungus, permiten dudar un poco. Por un momento pienso que estoy en el lugar equivocado pero luego entiendo que no. Es el lugar indicado, pero hace falta tomárselo con calma. Mi carrera no va con los primeros, ni siquiera con el pelotón, aunque mi amigo Philip se encapriche en preguntarme qué premio hay para el ganador. Mi carrera consiste en disfrutar el momento, escuchar mi cuerpo y exigirle el máximo sin importarme que detrás mío apenas haya nadie. Y empezamos.
La primera vuelta (son seis vueltas de dos kilómetros) es una estampida. Si no voy el último, poco me falta; pero mantengo el tipo, alcanzo mi ritmo crucero y poco a poco adelanto a varios atletas. Lo que más rabia me da es que se retiren delante de mí o, más aún, que al verse adelantados por un mzungu aceleren de manera descontrolada durante veinte o treinta metros. Lo cierto es que me da rabia pero se convierte en un entretenimiento. A algunos atletas les adelanté cinco o seis veces.
Van pasando las vueltas, sigo adelantado atletas y, aunque paso un poco de crisis en la cuarta vuelta, me recupero y en la sexta sueño volar: adelanto por lo menos a diez atletas y ya no tienen fuerzas para esprintar cuando les adelanta el mzungu. Llego a meta en 40'54” (si son 12km, la media sale a 3'24”); el ganador, Joel Kimurer, ha tardado sólo 36'14”. Pero soy el primer mzungu; los demás se han retirado y Dan ha sido el segundo. Nuestro entrenamiento en Kapkoi ha dado sus frutos y los dos seguimos en pie para nuestros respectivos asaltos al maratón: yo en Barcelona, Dan en Lake Biwa (Japón), ambos el 7 de marzo.