Faltan dos semanas para la maratón de Estocolmo, mi objetivo del año. No es una maratón rápida, pero es una maratón disputada. Nadie dice que ganar sea fácil, pero por lo menos entra dentro de las posibilidades. Tiene algunos puentes, puede hacer calor (o frío), se empieza a las 12 del mediodía y hay premios para los 8 primeros. En la línea de salida habrá corredores con mejor marca que yo (mucho mejor, seguro) pero yo llego bien preparado y como en esta maratón no hay liebres... mi objetivo es mantenerme en el grupo de cabeza tanto tiempo como sea posible. Esto, en la mayoría de las maratones que se disputan en Europa, es prácticamente imposible a día de hoy. Y esta es mi motivación.
He entrenado de manera diferente a otros años. El principal cambio ha sido retrasar la maratón hasta finales de mayo, en lugar de competir en marzo. Esto me ha dado tiempo para ir asimilando el volumen de manera gradual y, además, poder competir en el campeonato de España de 10.000 para ganar algo de ritmo competitivo.
Otra diferencia es que he entrenado en altitud gracias a Run In Africa (en esta ocasión en Etiopía) pero regresando a nivel del mar a un mes de la competición objetivo. De esta manera he podido acumular volumen a 2700 metros sobre el nivel del mar pero sin descuidar la calidad al nivel del mar.
En cuanto a la calidad, aunque he hecho tiradas largas me ha gustado mucho fraccionar los kilómetros y hacer algo así como series largas a ritmo de competición o tiradas con recuperación. En las dos últimas semanas me he fijado en trabajar los 20 kilómetros con dos formatos diferentes: 4x5000 y 2x10000.
Y para acabar con los cambios, me voy a concentrar mucho en hacer un tappering exigente: llegar completamente descansado a la maratón con dos semanas en lugar de sólo una.
¿Os gusta la planificación? ¿Cambiarías algo? Yo por ahora estoy muy contento pero pasada la maratón analizaré bien el resultado con mi entrenador y veremos dónde podemos seguir mejorando de cara a los próximos retos.