Así acabé la Zurich Marató de Barcelona ayer y así estoy todavía hoy (aunque menos, claro). Llegaba con buenas sensaciones, con buenos entrenamientos en las piernas, con descanso para rendir bien... y acabé haciendo el mismo tiempo que el año pasado cuando ni siquiera estaba en forma.
Quizá el clima no fue el ideal, pero cuando uno está en forma eso es sólo un detalle que molesta en algunos segundos, no en varios minutos. No puedo quejarme de la liebre que me proporcionó la organización, Samir Ait. Tenía que pasar la media en 1h08'00" y así lo hizo, pero además decidió seguir hasta más allá y tal allá llegó que cruzó la meta en 2h17'31". Cumplió tan bien que a partir del 27 o 28 yo hacía la goma y él se fue. Me dio mucha rabia no poder seguirle porque entre los dos habría sido más llevadero e incluso le podría haber ayudado yo también un poco.
Controlando los pasos con Samir Ait |
Lo cierto es que cuando me quedé pensé que sólo era un pequeño bajón, que en realidad yo me estaba encontrando bien y que sólo necesitaba regular un poco y recuperar el ritmo a partir del 30. Me acuerdo que Clemente Alonso me animó por esa zona y yo di muestras de tranquilidad, como diciendo "no te preocupes, que ahora vuelvo a coger ritmo y pillo a Samir". Pero no fue así. El ritmo empezó a decaer más y más. Sabía que no podría hacer el negative split pero me conformaba con doblar y quedarme en 2h16'. Luego vi que la cosa iba peor y me imaginé otra vez haciendo 2h18' (sería mi tercera vez) y entendí la frustración que tenía Nacho Cáceres al ver que en sus cuatro primeras maratones siempre hizo 2h12'.
Poco después ya entendía que me iba por encima de 2h20' y todo me daba igual. Pensé en pararme porque me dolían las piernas y no quería seguir corriendo, pero pensé que en el Arco de Triumfo vería a mi mujer y no quería preocuparla más de la cuenta. Lo cierto es que no estaba ahí pero se empezó a preocupar en la línea de meta cuando no llegué con 2h16', ni con 2h17', ni con 2h18'. Me dice que le preguntaba a Alberto Montenegro, el speaker, dónde estaba yo y Alberto miraba los últimos parciales y veía que estaba por allí pero sin llegar.
Por el 26 no se me veía nada mal y poco después me quedé (Foto: Albert Arcas) |
No me paré porque al fin y al cabo no es tan mal resultado. Estoy muy descontento con el tiempo, es verdad, pero al final son 2h25'46" y también sirve. Sirve para quedar noveno de la general y que la gente te felicite. Sirve también para agradecer a los patrocinadores su apoyo y quizá con un poco de suerte sales en los medios. Sirve para esas competiciones paralelas como ser campeón de Catalunya universitario de Maratón y para puntuar en la Zurich Cup con mis compañeros de Ashi Running; el año pasado fuimos segundos y ganamos un reloj Polar; a ver en qué posición terminas ayer.
En fin, es el momento de replantearse los objetivos. No es lo mismo afrontar la temporada de verano después de mejorar tu marca personal en maratón y colocarte a un par de minutos o tres de la mínima del campeonato del mundo que hacer un resultado mediocre muy lejos de tu marca personal y con la moral por los suelos. Pero supongo que las decisiones importantes tampoco deben tomarse en caliente. De todos modos, creo que estaré un tiempo sin correr maratones (excepto cuando me toque hacer de liebre a Alessandra Aguilar como el próximo 14 de abril en Rotterdam). Me gustaría entrenar distancias más cortas y competir bastante en pista, desde los 1500 hasta los 10000, intentando participar en el campeonato de España de 5000 en julio.
Pero he dicho que en caliente no debo tomar las decisiones así que ahora estaré una semana de vacaciones con mi mujer y a la vuelta me iré a comer con mi entrenador para hablar largo y tendido sobre qué podemos mejorar entre los dos.
Gracias a todos por los ánimos desde antes de la maratón y sobre todo a los ánimos que han venido después. Supongo que volveré a la Zurich Marató de Barcelona, pero después de cuatro participaciones consecutivas, quizá es el momento de cambiar un poco de aires. Ya veré.