Publiqué la foto de una pizza en twitter hace una semana y varios seguidores me pidieron que explicara la receta. Por desgracia, un tuit es demasiado corto para exponer los ingredientes y el método, así que he decidido explicar en el blog cómo y por qué preparé esta pizza.
La pizza es un alimento universal que casi todo el mundo sabe preparar; no tiene mucho misterio a no ser que hagas algún cambio sustancial como el de utilizar coliflor en lugar de harina. Pero para que no os penséis que yo he sido el inventor de este cambio, dejadme empezar diciendo que yo también he copiado la receta de internet. Normalmente, mis inventos culinarios no suelen ser tan exitosos.
Pero vayamos por partes. ¿Por qué preparar una masa de pizza con coliflor si se puede hacer con harina? La primera respuesta es muy sencilla: soy celíaco y hay que tener mucho cuidado con las harinas. Hay que saber cuál escoger para que no esté contaminada y, luego, saberla utilizar muy bien para que coja consistencia. Pero existe una segunda razón más en la elección: desde hace un par de meses estoy reduciendo el aporte de hidratos de carbono de mi dieta y eso implica eliminar el azúcar y buscar sustitutos a las harinas.
Pizza con base de coliflor (Foto: M. Roig) |
Esta dieta, llamada Atkins o LCHF (Low Carbohidrate High Fat) me resulta muy interesante desde el punto de vista nutricional y energético. Ya sabéis que la nutrición es mi vocación frustrada así que todo lo que tenga que ver con el tema me resulta interesante. Y porque si uno quiere obtener resultados diferentes tiene que empezar por seguir métodos diferentes, esta modificación en la dieta busca recuperar mi nivel atlético que sigue sin encontrar el norte. El tiempo dirá si ha sido un buen cambio o no. Pero basta de rollo y a la receta.
La cantidad de coliflor dependerá del tamaño de la pizza. En general, nosotros utilizamos una coliflor grande para hacer una pizza mediana que luego compartimos.
Hay que rallar la coliflor hasta dejarla como granitos de arroz o más pequeño. Luego, poner en el microondas durante unos 5 minutos para cocinarla un poco y dejar enfriar. Cuando haya perdido algo de temperatura, escurrir tanto como sea posible con la ayuda de una malla o trapo (este es uno de los pasos más importantes). Después añadir un huevo, algo de queso rallado, sal y demás condimentos que quieras para dar sabor y amasar.
Cuando la masa adquiere una consistencia uniforme, aplanar en forma de pizza y meter al horno hasta que se tueste un poco (yo suelo poner 200ºC y con ventilador). Sacarla del horno, decorarla al gusto (jamón, bacon, champiñones, queso, etc) y de nuevo al horno hasta que esté hecha.
Es posible que la masa quede menos elástica y menos crujiente que la de la pizza habitual, pero te sorprenderá descubrir el nuevo sabor que adquiere la pizza y lo sana que es gracias a los escasos hidratos de carbono que lleva. ¿Te atreves a prepararla?
1 comentario:
A veure si ens convides, la propera vegada, que m'has fet salivar de valent!
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