Siempre que tengo la oportunidad y los entrenamientos lo
permiten, me gusta participar en alguna carrera mientras estoy en Kenia. En
esta ocasión ha sido un cross con pocos participantes organizado por la escuela
de primaria de Kerita Dam, a unos 40 kilómetros de Eldoret.
Los croses suelen tener categorías menores (en este caso
desde niños y niñas corriendo 500 metros) hasta las típicas carreras sénior de
8 (mujeres) y 12 kilómetros (hombres), pasando por las carreras júnior de 6
(mujeres) y 8 (hombres), en las que no hace falta ser júnior para participar.
Yo, por si acaso, me he apuntado a la de 8 kilómetros con mi cuñado, para que
no fuera demasiado largo y para acabar lo antes posible, que uno nunca sabe a
qué hora darán la salida y al final el día se hace eterno.
Hemos llegado a la escuela a las 8:30 de la mañana (según la
publicidad, la hora a la que empezaba el cross) pero a esa hora no había nada
más que cintas marcando el circuito y mucho descontrol. Una hora más tarde ha
llegado el hombre de los altavoces y ha empezado el movimiento. Han dado varias
explicaciones, ha hablado el pastor y los niños han ido a la salida. La salida,
en este caso, era un punto indeterminado en mitad del circuito, del mismo modo
que no había línea de llegada. La llegada era una cinta que daba acceso a un
pasillo estrecho donde te daban el número de tu posición final. Pero todo
funcionó más o menos bien.
Uno de los peques (500m) con muy buena técnica (Foto: M. Roig) |
Las carreras en Kenia no son siempre gratis. En muchas
ocasiones, un patrocinador es el organizador de la carrera y participar es
gratis, pero en otras ocasiones (como hoy), había que pagar 200 shillings (algo
menos de 2 euros) para participar. En el caso de los niños, la tarifa era de
sólo 100 shillings. De todos modos, en las carreras júnior y sénior había
premios en metálico para los diez primeros (de 10.000 a 250 shillings en los
júnior; de 20.000 a 500 shillings en los sénior).
Chica cadete (2000m), impulsando genial (Foto: M. Roig) |
Ver correr a chicos y chicas en Kenia es una experiencia
maravillosa. La indumentaria puede ser tan extraña como faldas largas, camisas
de vestir e incluso unos tejanos, pero la técnica es maravillosa. La gran
mayoría de ellos corren descalzos y ven las zapatillas como un obstáculo para
correr rápido.
El circuito de hoy no era fácil y mezclaba hierba alta
(donde llego a entender que se corra descalzo con facilidad) con un campo de
maíz recién arado. En pocas palabras, uno se queda embobado de lo bonito que es
ver niños corriendo con tanta soltura en un terreno tan complicado. En cuanto a
mi carrera y mi “soltura”, me lo guardo para la próxima entrada.
1 comentario:
Opino lo mismo que ellos, algunas zapas hacen que uno rinda mucho peor y lo peor es que muchos no lo saben.
Un abrazo y feliz 2014¡¡¡.
Publicar un comentario