domingo, 12 de octubre de 2008

Terapia de choque

El flojo resultado del campeonato de España de media maratón y los posteriores entrenamientos en los que me paraba cada dos por tres, hicieron que me planteara qué le estaba pasando a mi cuerpo. Hace 10 días decidí hacerme una analítica y los resultados fueron catastróficos: anemia.


Suelo tener problemas con el hierro y la serie roja en general, pero nunca había llegado a un hematocrito del 36%; el récord lo tenía en el 39%, que ya es bastante bajo. La solución pasaba por duplicar la dosis de hierro oral que tomo por rutina (pasé de 1 sobre al día a 2) y modificar algo la dieta.

El típico consejo que te ofrecen los conocidos es que comas lentejas. Afortunadamente, o no, durante mis años en la carrera de nutrición aprendí que el hierro presente en los alimentos vegetales es hierro no-hemo y, además, los alimentos vegetales presentan cantitades de fitatos y taninos tan elevados que disminuyen la absorción intestinal del hierro hasta menos del 1%. La solución tenía que ser otra... y la encontramos.

Consultando mi manual de nutrición y sus tablas de composición de los alimentos, descubrí que el alimento que encabeza el ránking de mayor cantidad de hierro por porción comestible es, con diferencia, la sangre. Pero no es fácil de conseguir.

Con las recientes leyes de sanidad que dificultan el buen hacer de los ciudadanos de a pie, la comercialización de sangre cuajada ha quedado relegada a negocio peligroso y hasta casi punible. Las grandes superficies han retirado el producto de sus estantes y sólo algún carnicero de confianza puede ofrecértela depués de suplicar un poco. ¡Pero lo conseguimos! Y mi padre se puso muy contento.

Ayer sábado, después de una sopa de fideos con zanahoria, nos esperaba la mejor receta que médico alguno ha recetado: sangre de ternera (la única que pudimos conseguir) e hígado de cerdo fritos con cebolla caramelizada.

Quedan dos semanas para la maratón de Ciudad Real y la terapia de choque está servida. ¿Dará resultado? Todos esperamos que sí, pero tampoco podemos abusar de ella porque mi colesterol está por las nubes y lo que me beneficia la serie roja me obstruye las arterias. ¡Qué complicado es querer mejorar!

12 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Madre mía, qué complicaciones. Yo creo que una buena zampada de higos confitados te daría un resultado estupendo. Al menos te quedarías tan a gusto.

(En mis tiempos de ciclista tomábamos una cosa que creo que se llamaba Ferrogradumet, ¿te suena? También solíamos andar rozando la anemia...).

Marc Roig Tió dijo...

Quizá no me expliqué bien, Ánder. La verdad es que me quedé súper a gusto con la sangre frita. Los higos confitados... ya casi no quedan; se los llevó Mòmo a Pamplona casi todos.

(Me suena el Ferrogradumet, también lo tomaba. Pero da muchos problemas de estómago. A mí me va mejor el Profer, que es granulado y no molesta tanto, jeje)

del porvenir dijo...

Yo me pirro por un plato de sangre encebollada o de sangre con tomate. Eso está para reventar.
Aunque la verdad es al final se queda uno en los filetes de higados, por cierto que frios aliñados con cebollita y perejil están fantásticos.

Marc Roig Tió dijo...

Gracias porvenir. Añadiré los filetes de hígado fríos y con perejil y cebolla a la dieta. Quizá a mitad de semana...

Nacho Martínez Navarro dijo...

uufff a mi ese tipo de comidas (higados, sangre,...) no me acaban mucho... pero todo sea por el hematocrito... ten cuidado con el colesterol (que es tan o más peligroso que la anemia), aunque ya veo que lo tienes en cuenta. Ánimo con los entrenes para Ciudad Real!!

Furacán dijo...

... Marc el vampiro!!! :-D
jejeje a mi me da un poco de yuyu esos alimentos pero bueno supongo que para el hierro será lo mejor. La base de la dieta masai era sangre con leche y anémicos no estaban.
Si hiciste unos años de nutrición supongo que además del hierro también cuidarás la ingesta de vit C, B12, ác. fólico y demás, a veces no es cuestión tanto de Fe como de algunas de estas vitaminas.
Por cierto dentro de poco, aquí en mi tierra, con la matanza es típico comer filloas (crepes) de sangre de cerdo. Yo nunca fui capaz de comerlas :-)

Saludos y que se te pase la anemia!

Clemente Alonso McKernan dijo...

Marc, te olvidas de la morilla, el embutido del fondista. Sangre+arroz... ¿qué más quieres?. Asegúrate, a parte de lo que te comenta Furacán, de que la ingesta de proteinas es suficiente (no que tengan que ser burradas, pero si no entran suficientes aminoácidos y catabolizas ¿con qué fabricas la hemoglobina? Animo, ahora, como dicen en el sur "To'pa'lante!"

Marc Roig Tió dijo...

Todo es probarlo, Nacho. Así como el hígado tiene un sabor fuerte, la sangre es un tanto ambigua. ¡Todo sea por el hematocrito! (o... vizcozo pero zabrozo).

Sí, sí, Furacán. El hierro lo tomo con el Vitafardi (C y B12), totalmente en ayunas. Además, los días que me doy más caña también tomo aminoácidos ramificados y batidos de proteína, al terminar de entrenar.

¿La morilla? ¿La prima de El Guerrouj? Jajajaja. La morcilla me encanta; tendré que escaparme a Burgos para repostar. Gracias por los consejos, Clemente, los tendré en cuenta. Y buena suerte por el sur!

Anónimo dijo...

La del Mercadona es cojonuda ja,ja

Marc Roig Tió dijo...

Anónimo: ¿venden sangre en el Mercadona?

Joan Castellà dijo...

A la farmacia venen venen ferro amb ampolletes

Anónimo dijo...

¡la morilla (morcilla de arroz)del Mercadona!