lunes, 31 de mayo de 2010

Locuras africanas

Falta muy poco para que empiece la copa del mundo de fútbol y en Kenia se vive de una manera especial. Su selección no se ha clasificado para la fase final de Sudáfrica pero todas las grandes compañías aprovechan para hacer promociones especiales en las que cualquier equipo africano puede darte suculentos premios o saldo gratis para tu móvil. Pero hay una promoción que se lleva la palma: el viaje gratis a Sudáfrica.

Coca-Cola lo ha titulado Utadunda na nani? (algo así como "¿cómo lo celebrarías tú?") y por la compra de uno de sus botellines, 20 o 25 céntimos de euro en la mayoría de locales del país, se puede ganar un viaje a Sudáfrica para dos personas. No es una mala inversión. Pero hay viajes más entretenidos.

La compañía de autobuses Akambabus ha regalado 40 billetes de autobús hasta Sudáfrica (desde Kenia, claro) a los que gastaron por lo menos 900KSh (9€) en los últimos tres meses para viajar por East Africa. El viaje de los "afortunados" empezará el 4 de junio y tiene prevista su llegada a Johanesburgo el día 10, después de cruzar Tanzania, Zambia y Bostwana; según los organizadores hay "confortable accomodation and meals provided en-route", y la visita a Livingston, las cataratas Victoria, algún parque de elefantes y el cruce del río Zambezi. Hasta resulta tentador, ¿no creéis? La vuelta es el 17 de junio.

sábado, 29 de mayo de 2010

Memoriales del genocidio


Ruanda está llena de memoriales sobre el genocidio; el más importante o conocido es el de la capital, Kigali, pero no es el más impactante. Y me pregunto si un memorial debería ser impactante o sólo educativo. ¿Qué nos llama a visitar un memorial sobre el genocidio? ¿Esperamos ver una explicación del por qué pasó o nos quedamos más satisfechos si la visita consigue recrear la tétrica de 1994? A veces nuestro afán de conocimiento es tan superficial como macabro. Pero el caso es que yo visité dos memoriales.


El memorial de Kigali es una opción que ya te recomiendan desde que subes al avión. La entrada es gratuita y en el interior hay varios paneles explicativos que muestran la cronología reciente de Ruanda (los últimos cien años, más o menos, desde que llegaron los alemanes). Se explica claramente cómo nacieron las tribus (una invención de los belgas: los que tenían más de diez vacas eran tutsis; los que tenían menos de diez, hutus) y cómo se disgregó a la sociedad en dos categorías en función de sus riquezas. Los ricos empezaron a ganar poder y los pobres se enfadaron; luego llegó la independencia y se cambiaron las tornas, empezaron los exilios y las guerrillas, la situación empeoraba por momentos y se produjo el estallido: un misil tierra-aire hizo añicos el avión del presidente (hutu) y se culpó a los tutsis de ello. Esa misma noche del 8 de abril de 1994 empezó el genocidio.


En el segundo piso del memorial de Kigali se puede leer sobre otros genocidios (el judío, el armenio, el camboyano...) y también descubrir las biografías de algunos niños asesinados: su comida favorita, su pasatiempo preferido, la última frase que dijo y cómo murió. Mientras, en el exterior se instalaron fosas comunes que contienen los cadáveres de decenas de miles de ruandeses (¿250.000?).


El otro memorial al que asistí está en Nyamata, a unos 30km de Kigali (600FRW en matatu, que en Ruanda se llama "Public taxi transport", algo menos de un euro). El memorial de Nyamata está en la antigua iglesia católica de la localidad, que a su vez fue el escenario de unos 45.000 asesinatos. La instalación no es tan moderna como la de Kigali, pero evita formalismos y muestra la realidad de lo que ocurrió. Los tutsis de Nyamata se refugiaron en la iglesia, pensando que los hutus no profanarían el templo y que las puertas metálicas les protegerían. Pero se equivocaron.


Los radicales hutus llegaron al templo con granadas, que lanzaron al interior abarrotado; pero esto sólo fue el comienzo. La rabia con la que acutaban les impulsó a romper la puerta de entrada y así poder matar a los del interior a machetazos, algo mucho más humillante que el uso de granadas.


La iglesia permanece como quedó después del genocidio: el altar tiene el tapete (perdón pero no conozco el nombre técnico) completamente manchado de sangre, en el techo también hay salpicaduras y agujeros producidos por la metralla, y los bancos han sido recubiertos por la ropa que llevaban los asesinados, dando al interior del templo una sensación de vacío y abandono imposibles de describir.


Las fosas comunes del exterior se pueden visitar también (la foto de Fanny Schertzer muestra un estante de esas fosas) y tengo que agradecer la visita guiada que me ofreció una ruandesa, respondiendo a todas mis preguntas y aclarando muchas de las dudas -o prejuicios- que tenía antes de empezar.


Para más información sobre el memorial de Nyamata, os recomiendo la lectura de este blog (en ingés).

miércoles, 26 de mayo de 2010

La misión de Ruli


Ruli es un poblado no muy lejos de Kigali pero conectado por mala carretera. Allí se estableció una misión dominica el 7 de octubre de 1969, que empezó con labores de pastoral y asistencia sanitaria, pero que ha ido aumentando su campo de actuación de manera imparable (bueno, en algún punto sí le han parado los pies).


Las hermanas me avisan de que un coche saldrá de una gasolinera Engen a las 7 de la mañana del lunes y que puedo ir con ellos. Calculo mal y llego a las 7:15, rezando un poco para que la hora que me dijeran fuera “rwandan time”. Pero no, se han ido o no consigo encontrarlos. Utilizo un teléfono público (algo así como un hombre con un teléfono fijo encima de un taburete en medio de la calle -no me preguntéis dónde estaba enchufado-) y consigo hablar con la hermana. Al parecer acaban de marcharse, pero se darán la vuelta para recogerme. Qué majos, de verdad.


El coche es un 4x4 y las vistas durante el camino, una bendición, pero tanto bache me pasa factura y, si el viaje hubiera durado cinco minutos más, habría devuelto el desayuno. Pero por suerte llegamos a un paraíso, un montículo situado a 1950 metros sobre el nivel del mar, con el aire más puro que os podáis imaginar y con unas vistas hacia los valles que permiten envidiar a los pájaros. Pocos metros más adelante traspasamos una verja con el cartel de “Hôpital de Ruli”.


Me llevan de visita turística por todo el hospital (hospital de campaña, según la hermana Carmen); veo las consultas externas, las visitas con el médico, la maternidad, los quirófanos, el departamento de SIDA, las habitaciones para hospitalizados... y ¡la sala de fisioterapia! Aunque algunas dependencias tienen poco que envidiar a los hospitales que conocemos, la sala de fisioterapia tiene muchísimo que envidiar. La podríamos llamar “sala diáfana”, porque tiene mucho espacio pero poco material.


También me invitan a comer y me enseñan las demás funciones de la misión: el orfanato (donde cada niño tiene una historia detrás que hace dudar de la humanidad de algunas personas), el jardín de infancia (donde por suerte los huérfanos van aprendiendo el abecedario mientras se lo pasan genial), la escuela rural para niñas (niñas que no pudieron ir a la escuela y ahora aprender labor durante un año y al marcharse se les regala una máquina de coser) y el centro nutricional (donde se alimenta a los niños y niñas que más carencias tienen).


Hace unos meses se les sumaba una escuela superior de enfermería, con títulos homologados y un nivel bastante alto, además de un apoyo institucional de la Universitat de Girona, pero algo pasó. Parece que es un tema político, pero nunca se puede afirmar. La región está prosperando y a alguien no le acabó de gustar -por aquello de ser del otro bando-, con lo que cerrar una escuela superior es una herramienta muy útil para que los jóvenes tengan problemas para formarse -y así su bando sea peor que el otro-.


Cuesta hacerse a la idea, pero mientras en Kigali se estaba instalando esta semana la fibra óptica por las aceras de la ciudad, en la mayoría de zonas rurales el agua es ese líquido que circula por los ríos y hay que ir a buscarla al pozo. Supongo que es cuestión de preferencias, pero seguro que a la gente de los poblados les importa muy poco la fibra óptica.

lunes, 24 de mayo de 2010

Kigali Peace Marathon


Érase una carrera organizada por un grupo de Luxemburgueses que se disputaba en Kigali, la capital de Ruanda. Aunque el título haga referencia a la distancia de Filípides, también existía la media maratón, la carrera de 5km “run for fun”, la carrera para discapacitados físicos, el maratón por relevos y la carrera de los niños. Todas, excepto la de los niños, se celebraban el domingo por la mañana, aunque la hora nunca nos quedó clara.

Los primeros en salir eran los del “run for fun”, a eso de las ocho menos diez, y después venía el resto a intervalos de cinco minutos. Pasaron las ocho, y las ocho y cuarto, y las ocho y media... En el video-marcador empezaron a emitir videoclips para entretener al personal (y ciertamente nos entretuvo, aunque más por el videoclip en sí, por el modo como lo bailaban algunos participantes). Desde megafonía no paraban de hablar, pero tampoco decían nada interesante; y sobre nuestras cabezas sobrevolaban dos docenas de aves rapaces. A veces pasaban tan cerca que se les podía distinguir el afilado pico y las zarpas de sus extremidades, pero el momento álgido era cuando bajaban en picado hacia el césped del centro del estadio en busca de algún topo que anduviera buscando la luz.

Casi dieron las nueve cuando empezó la “run for fun”. Por suerte el cielo se cubría intermitentemente y el calor pasaba un poco más inadvertido, pero el sol abrasaba la piel de los wazungu (plural de mzungu) que osaban salir a correr. Y osamos, claro que sí, sobre las nueve de la mañana.

Como todas las carreras africanas, la salida fue en estampida. No exagero si digo que más de la mitad de los corredores harían el primer quinientos en menos de 1'30”. Aunque seguro que el primer kilómetro estaba mal colocado (yo lo piqué en 2'59”), a algunas chicas no las atrapé hasta casi el 2000.

El circuito no tenía ningún misterio. Sabiendo que Ruanda es el país de las mil colinas, Kigali no podía ser una excepción y el trazado era un continuo sube-baja que fatigaba de lo lindo. Además estábamos a unos 1500 metros de altitud sobre el nivel del mar y éso se nota. Por lo tanto, con muchas prudencia, me había imaginado que podría correr en menos de 1h10'.

La media maratón constaba de dos vueltas de unos 10,5km cada una y pasé la primera en 35'20”. A esas alturas empezaba a ir muy cansado y dudé mucho sobre el objetivo que tenía marcado. Hacía kilómetros que no existían grupos y, aunque había adelantado a muchos kamikazes, ya cada vez costaba más atrapar a alguien; y eso acaba por desmoralizar. ¡¡Y por si fuera poco, me empezaron a pillar los de la maratón que habían salido después de nosotros!! Me pegué a ellos, con la ilusión de recuperar las sensaciones y el ritmo, pero apenas les aguanté un par de minutos. Luego me alcanzó el segundo grupo y lo mismo, hasta que volví a quedar sólo. Pero ya estaba en el kilómetro 16 y un falso llano a favor me animó. No es que me animara para pillar a alguien, pero de repente parecía que no iba tan lento. Aunque supongo que la diferencia era sólo ficticia, porque sólo adelantaba a los que iban muy flojitos.

Pero de repente creí posible bajar de 1h10'. Casi no adelantaba a nadie pero creía volar. Memorizaba la primera vuelta para saber qué me quedaba y miraba el reloj para calcular cuanto tiempo tenía. Durante unos kilómetros me imaginé que era vencedor (vencedor contra el crono, no vencedor de la carrera, claro). Pero el reloj marcaba el paso del tiempo sin demora y caí en la cuenta de que no lo lograría. Y no lo logré, claro. Llegué a meta el 34º con 1h11'47".

La carrera en sí no tiene ningún misterio. El circuito es aburridito y la organización demasiado caótica, pero puede ser la excusa ideal para visitar Ruanda, un país maravilloso del que todavía hablaré durante unos días.

Los resultados de la carrera, aquí.

sábado, 22 de mayo de 2010

La carrera de los niños



Hoy sábado, un día antes de la maratón (y de la media), se ha disputado la carrera de los niños en Kigali. Para los escolares de entre 10 y 12 años (aunque al final corrían algunos más peques y otros más mayores), se organizó una carrera de 5km.

La salida estaba programada para las 10 de la mañana pero a las nueve ya había un caos enorme. Los niños empezaron a colocarse bajo el arco de salida y no les importaba que faltara todavía una hora. Se les recomendó que se sentaran y durante un rato lo hicieron, pero se volvían a levantar.

Al cabo de poco apareció Dieudonné Disi, que les espetó algunos consejos en kinyarwanda de los que no pillé ni uno, claro. Más tarde fue Benjamin Limo el que les decía que si le ganaban, podrían llegar a ser campeones del mundo. Ellos dos, un americano del que no recuerdo el nombre y yo, les acompañamos durante la carrera de 5km.

Les hizo tanta gracia que corriéramos con ellos que nos agarraban de la mano y no nos soltaban. Casi desde la salida estuve acompañado de Frederic y de Christian, aunque el primero se soltó cuando faltaba muy poco para terminar y otro niño le cogió el puesto. Aunque no fuéramos a un ritmo elevado (20'11") os aseguro que correr de la mano durante 5km es de lo más incómodo que conozco. Pero lo mejor vino después.

Antes de la carrera se habían repartido 2000 camisetas entre los niños (pero había mucho más que 2000 niños) y al llegar a meta se les entregaban las medallas. Supongo que para los primeros puestos fue sencillo pero pronto se colapsó el sistema, los que no habían corrido también querían medallas y se llegó a un punto que éstas eran lanzadas al aire por el propio Disi. A partir de ese momento la medalla no era conmemorativa de haber participado sino de haberla luchado.


Espero que mañana no nos peleemos tanto.





viernes, 21 de mayo de 2010

Primeras impresiones de Ruanda


Ayer llegué a Kigali, la capital de Ruanda, en avión desde Nairobi (Kenia) sobrevolando el inmenso Lago Victoria. En un principio había pensado hacer el viaje en autobús desde Eldoret a Kampala (Uganda) y desde allí hasta Kigali, cruzando dos fronteras y pagando sendos visados, pero algo me echó atrás. Sé que el camino hasta Kampala es bueno y en unas seis horas lo puedes recorrer, pero no sabía nada del tramo Kampala-Kigali y hace sólo diez días un representante de la Unión Europea entregó 100 millones de dólares al gobierno de Ruanda para que, entre otras labores, reparan su conexión por carretera con Uganda. Después de leer esto, me quedó claro que la carretera era más bien un camino.


Sobrevolar Kenia y después Ruanda permite comparar ambos firmamentos. Kenia es más arcilloso y Ruanda, en cambio, es un manto verde completamente parcelado a cuadros de distintas tonalidades, desde el verde lima hasta el verde guisante. Minutos antes de aterrizar, parece que el país sea un decorado (y quizá sea cierto).


En el aeropuerto de Kigali (que está pegado a la ciudad y se puede ir andando) descubrí a unas hermanas dominicas que me sirvieron de gran ayuda. En primer lugar, no me dejaron cambiar dinero en el aeropuerto porque pagaban muy poco y después me llevaron hasta mi hotel. Mientras tanto, estuvimos hablando de Ruanda y les conté que venía a correr una media maratón. Hemos quedado en que nos llamaremos y ya me han planteado el primer dilema: en una localidad en mitad de las montañas tienen un hospital y el lunes es el día que el médico hace visita; si quiero puedo ir con él el mismo lunes subiendo y bajando en el día. ¿Qué opináis? A mí me está apeteciendo más que el colegio de Kibungo, pero ya veremos cómo acaba todo.


Ruanda es un país dispuesto a agradar y lo consigue. Es limpio, sin caos en las carreteras, las bolsas de plástico están prohibidas... y la revista del avión (Rwandair) se encarga de explicarte que todo es perfecto. Es una publicidad política muy efectiva y uno llega al país pensando que está en el edén, pero las hermanas dominicas se encargan de contarle otra realidad. El presidente (ellas me dicen que le llame jefe o algo así para no pronunciar su nombre -hay espías en todos lados-) ganó las elecciones porque nadie más se presentó y si en tu visado de entrada rellenas la casilla de “profesión” con PERIODISTA, es posible que te interroguen hasta la saciedad e incluso se queden tu pasaporte por un tiempo.


Algunos entendidos empiezan a dudar de la efectividad del jefe y hay quien llama Kigali la Singapur de África. Lo cierto es que pasear por Kigali es muy agradable porque es una macrourbanización de chalés, donde apenas se ven las zonas chavolistas ni street children; es como si Barcelona entera guardara el estilo de Pedralbes. Tal es la manera que el jefe utiliza para agradar a sus visitantes: utilizar las donaciones mundiales para decorar Kigali y crear una burbuja de prosperidad; pero en el país de las mil montañas (así es su eslogan) el dinero no llega a todos y marchando un poco de la periferia se descubre otra realidad.


Os recomiendo el artículo de opinión Emmanuel Hakizimana de hace apenas una semana. Lo he encontrado en la web AfricaFundación: “Ruanda y sus fantasmas

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jueves, 20 de mayo de 2010

Ruanda y MÁSmovil


MÁSmovil sigue colaborando conmigo para que os habla de las carreras más inverosímiles del planeta. En esta ocasión no será un interraíl, pero la aventura no desmerece: me voy a Ruanda a correr una media maratón.


Justo antes de partir hacia Kenia, descubrí que en Kigali se celebraba la Kigali Peace Marathon, y me pregunté ¿por qué no correrla? Es una prueba organizada por unos luxemburgueses, que cuenta ya su sexta edición, y que tiene como principal objetivo promover la paz y el deporte en el país de los gorilas, aunque es más comúnmente conocido como el país del genocidio de 1994.


Además, Disi estará en Kigali como invitado especial (sin correr porque está lesionado) y será el patrón de la carrera infantil, una carrera para niños y niñas de 10 a 12 años que reunirá más de 2000 participantes. Parte de estos niños provienen de Kibungo, una localidad cercana a Tanzania, que aloja el proyecto principal de Soroptomist Europa: la creación de una zona deportiva y el entrenamiento de los chicos y chicas de edad escolar.


De este proyecto también os hablaré, porque el lunes me han invitado a visitarlo y no puedo dejar pasar la oportunidad.


PD: aunque participan varios europeos, seré el primer español que corre la Kigali Peace Marathon y en el número de julio de la revista Planeta Running tendréis un extenso reportaje de la carrera (y todo lo demás).

PD2: ¿qué os parecen las camisetas MÁSmovil?

martes, 18 de mayo de 2010

Floods

La mejor manera de aprender (o mejorar) un idioma es dándose de bruces contra las palabras. Floods era una palabra desconocida para mí hasta la semana pasada, pero ahora ya no se me olvidará; ya no es estación seca en Kenia y cuando llueve, diluvia. Eso significa que cuando llueve bastante (es decir, diluvia bastante) se producen inundaciones: floods.



La foto ilustra la calle donde vivo, después de una lluvia de menos de una hora. Están construyendo un cauce para canalizar el agua y así poder asfaltar la calle, pero hasta que no llegue ese día será imposible entrar en casa sin las zapatillas embarradas. Por otro lado, si llueve como ayer el agua desbordará y seguirá inundando las parcelas vecinas, donde algunos viven en chabolas metálicas.

Por suerte, Eldoret no es de las peores zonas para las “floods”, pero sí dificulta un poco el salir a correr. No es un tema de llegar mojado o no, sino de llegar de pie o no; las lluvias se concentran por la tarde y noche, casi nunca por la mañana, pero el suelo se queda embarrado hasta el día siguiente. Si uno se atreve a no utilizar las pocas carreteras asfaltadas (y llenas de matatus asesinos), se ve irremediablemente trasladado del atletismo al patinaje pseudo-artístico.

De entre todos los barros conocidos, en los caminos de Eldoret destacan dos: el empalagoso que cubre varios centímetros y el ultradeslizante que pretende ser invisible. El primero es previsible por su consistencia esponjosa y la abundancia de charcos que contiene; el peligro está en el segundo. El barro ultradeslizante es consecuencia del tipo de camino de Eldoret.

En la estación seca, los caminos son de tierra pero tan compactados que parecen de asfalto. Al llegar las lluvias, el agua no puede penetrar y formar barro, así que resbala hasta los laterales, pero en su camino va dejando una fina capa de agua sobre una superficie arcillosa. A simple vista, no está embarrado pero... No sólo se corre el peligro de resbalar continuamente sino que apenas se avanza: a las zapatillas les falta tracción y en lugar de correr hacia delante, la zapatilla resbala hacia atrás.

Por todo ello, la mayoría de mis entrenamientos de ahora transcurren por las carreteras, de las que me apeo cada vez que la acera (de tierra, claro) lo permite. Hoy haré un poco de pista; a ver qué tal se corre en ella.

lunes, 17 de mayo de 2010

El meeting de Eldoret


Bajo un sol de justicia y con un formato raro para ser un meeting, el viernes empezó el meeting de Eldoret. En el 5000 masculino hubo cuatro series; en el 1500, incontables y en el 800... ya me había ido. Cada prueba reunía más de 100 participantes (recuerdo que para el 1500 el speaker dijo que eran 112) e incluso se disputó el lanzamiento de peso, el de disco, la longitud femenina y el triple masculino (para que digan que en Kenia sólo existe el fondo y mediofondo).


Aunque era atletismo en estado puro, por no conocer a la mayoría de atletas y sufrir las incomodidades de sentarme en el suelo, después de un par de horas me levanté y me fui. Pero he aquí lo que vi, que no es poco.


Cada serie de 5000 reunía a más de veinte atletas y todas empezaron la primera vuelta a poco más de minuto (entre 61 y 64 segundos), lo que a dos mil metros de altitud se convierte en un suicidio. Las series más rápidas consiguieron terminar el primer kilómetro en 2'40” pero poco a poco se aflojaba y terminaban en unos meritorios catorce pelados (14'10”, 14'01”...). Desde la mitad de la carrera, cada atleta iba a su ritmo y se distinguía a los primeros corredores porque eran los únicos que juntaban un grupo de dos o tres atletas. ¿Por qué habiendo cuatro series no se reunía a los mejores en una serie y los demás en las sucesivas? Eso mismo me pregunté yo y la respuesta es bien sencilla: el viernes eran las semifinales; el sábado, la final. No está mal correr en poco más de catorce minutos el 5000 a dos mil metros de altura y pretender mejorar marca al día siguiente, pero algunos lo hicieron.


El sábado el ganador fue Moses Kibet (13'47”6), después de un buen esprint con Isaiah Kiplang'at (13'47”9) y Abraham Kiplimo (13'49”3). Y en el 1500, se batió el récord del estadio: 3'37”5. Pero el sábado yo no estaba en el estadio.


El viernes también había visto alguna serie del 1500 y reconocí al único atleta de la matinal: el obstaculita Saif Shaheen (en la foto con pantalón rojo y camiseta blanca). Desde donde estaba yo, él ganó su serie con 3'42”, pero el periódico del sábado dice que quedó segundo (3'44”6) detrás de Keitany (3'44”2).


Lo importante de todo ello es que Nikson Chepseba, subcampeón de África júnior, paró el crono en 3'37”5 en el Kipchoge Stadium de Eldoret. Y para los amantes de la estadística, el peso se ganó con 14 metros, el disco con 26m59 y los saltos (en una pista que no tiene foso, solo un poco de tierra machacada con la azada) fueron para Emily Cherotich en longitud con 4m39 y un asombroso 15m56 en triple para Newton Rotich.


Y el próximo domingo, la Sotokoto Safari Half Marathon, en el Uhuru Park de Nairobi, aunque yo estaré en Ruanda; qué lástima perdérmela porque tiene buena pinta.

viernes, 14 de mayo de 2010

La llegada

Para todos los lectores preocupados por la salud del blog desde que viajó a Kenia, tengo que decir que su estado es excelente, pero ha sufrido un poco de jet-lag. Mi vuelo del lunes salió con puntualidad hacia París y de nuevo hacia Nairobi, donde llegamos cincuenta minutos antes de la hora prevista, pero ya era martes.

Una vez en Nairobi y después de entregar algunos paquetes que me habían encargado, mi conocidísimo matatu me llevó hasta Eldoret en cinco horas. Cada vez que hago el viaje descubro que la carretera tiene más kilómetros en buen estado (nuevos) pero todavía no todos. Ese día, el viaje se hará en apenas cuatro horas, estoy seguro.

Una vez en Eldoret, y después de una reconfortante ducha, decidí que mis entrenamientos empezarían al día siguiente. Así fue y el miércoles rodé 10km y ayer, 12. No sé a qué se debe pero en Kenia no me cuesta salir a correr a las seis de la mañana y en ayunas; tengo varias teorías, pero no sé cuál será la mejor. En Sant Pol, al despertarme (aunque no sean las seis, claro), lo que más me apetece es desayunar, sentarme frente a la mesa y empezar a comer. Quizá en Eldoret los armarios no están tan llenos de comida ni de dulces.

Aunque es una buena teoría, tengo otra mejor: como vivo casi en el centro de Eldoret, me da un poco de vergüenza salir a correr en medio de tanta gente y, a las seis, casi no hay nadie. Por los alrededores de Eldoret hay muchos atletas, pero ninguno corre por las calles y quizá ésta sea una buena explicación: el mzungu pasa más desapercibido a las seis que a cualquier otra hora.

Y esta mañana, el rodaje ha llegado hasta los 14km; es importante ir poco a poco. Me he enterado de que hoy hay competición en el Kipchoge Stadium, así que me pasaré por allí y os contaré qué me ha parecido. Además, ayer estuvo el presidente del COI, Jacques Rogge, en Eldoret inaugurando un colegio que será esponsorizado por el COI. ¡Qué de cosas pasan el Eldoret!

viernes, 7 de mayo de 2010

El mal de África

Dicen que el mal de África es esa nostalgia que te obliga a repetir su visita una y otra vez hasta convertirla en una necesidad periódica. Quizá ya me he contagiado, porque el próximo lunes regreso a Kenia y estaré allí durante ocho semanas (con una escapada a Ruanda, en principio).

El mismísimo ex-embajador de España en Namibia y Botswana -Eduardo Garrigues- ha publicado recientemente un libro con el mismo título ("El mal de África", Martínez Roca) en el que cuenta historias reales del continente. Tenéis información del autor y de sus libros aquí. A mí me apetece leerlo.

Y para los que tengáis niños (o seáis niños), hoy se estrena la película Viaje mágico a África.

jueves, 6 de mayo de 2010

Dieudonné Disi


Dieudonné Disi es un atleta de nivel mundial, con grandes marcas y resultados en competiciones internacionales, que ha participado en algunos croses en España y, no obstante, desconocido incluso por los aficionados a este deporte.


Nació en el sur de Ruanda en 1980 y salvó su vida en 1994 por esconderse detrás de unos matorrales. Él mismo lo cuenta: "As my family was busy praying, I sneaked away and went to hide behind a huge flower in our garden. My mother was the first to be killed and I was watching from where I was hiding. Others were taken and killed. I hid until evening and, when it was dark I started my terrifying journey. I was alone and I knew my parents were killed as well as my eight brothers.” [Mientras mi familia estaba ocupada rezando, yo me escabullí y fue a esconderme detrás de una gran flor en nuestro jardín. Mi madre fue la primera en ser asesinada y yo lo estaba viendo desde mi escondite. Los otros fueron cogidos y asesinados. Yo me escondí hasta la noche y, cuando era oscuro inicié mi aterrador viaje. Estaba solo y sabía que mis padres y mis ocho hermanos habían sido asesinados]


Disi emigró andando a Burundi y allí permaneció hasta el año 2000. No hacía atletismo sino fútbol y hasta que se apuntó al ejército no descubrió que podía ganarse la vida corriendo. Con algunas apariciones en el circuito europeo y en campeonatos del mundo, Disi fue cuajando como atleta a base de subsanar errores. Su espíritu luchador le hacía salir tirando en los mundiales de cross para luego desgastarse y entrar el cuarenta. Pero poco a poco entendió que ser regular en el ritmo le reportaba más beneficios y en su palmarés ya tiene dos sextos puestos en mundiales de media maratón (en 2007 con una marca de 59'32").


La nota cómica de su vida atlética apareció el año pasado en Beirut, cuando ganó el 10.000 de los juegos de la Francophonie. Los organizadores del evento no tenían el himno de Rwanda y él se ofreció a cantarlo a capela desde lo alto del podio. Es, según sus palabras, el momento más emocionante de su vida.


Si todo va bien, coincidiré con Dieudonné Disi en Ruanda dentro de un par de semanas.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Los extraterrestres

Faltan sólo diez días para que los extraterrestres invadan de nuevo Calella. Visten trajes de neopreno y se les ve llegar en masa a la playa cuando todavía es de noche. Luego reconocen el terreno montados en unas máquinas aerodinámicas y terminan corriendo sin rumbo fijo hasta que encuentran una alfombra roja y un gran reloj digital. Ahí empieza un júbilo sin par porque han conseguido su objetivo: han conquistado la tierra.

Si tienes la fortuna de estar en el Maresme el domingo 16 de mayo, no te pierdas la Half Challenge de Calella. Aquí tienes un vídeo de lo que fue la Challenge completa del año pasado.

martes, 4 de mayo de 2010

Si alguna vez vas a Etiopía

Haile Gebresselassie acaba de inaugurar su Haile's Resort, a las orillas del lago Hawassa. Consta de 112 habitaciones, gimnasio completo, piscina, salas de reuniones... todo lo que un huésped podría desear. ¡Y pronto tendrá incluso una pista de atletismo!

Hay que reconocer que es un poco caro (a partir de 99$ la noche) pero una buena alternativa si se busca alojamiento de lujo en Etiopía. Y con un poco de suerte, hasta podrías salir a entrenar con el director.

Por otro lado, si algún lector es caza-recompensas atléticas, os aviso que este domingo se celebra la maratón de Skopje (Macedonia). El ganador se lleva 1700€ (si no baja de 2h32', sólo 1200€) y la ganadora puede conseguir también 1700€ si corre en menos de tres horas. Y hay 300€ extras para ambos en caso de superar los récords de la prueba: 2h29'07" para los hombres y 2h56'15" para las mujeres. Toda la información de la carrera, aquí.

lunes, 3 de mayo de 2010

Compressport


La empresa de perneras compresivas Compressport confía tanto en mí que incluso afirman que soy uno de los mejores catalanes con opciones de ir a Londres 2012. No será nada fácil, pero se agradece que la gente confíe en ti.


Podéis añadir el blog de Compressport a vuestros feeds y así conocer los resultados de atletas como Roger Roca o Marcel Zamora, entre muchos otros.