domingo, 31 de enero de 2010

Kapkoi: la verdadera Kenia

Después de las series de mil en la pista de Iten, el jueves, visitamos un cyber para poner al día los e-mails y el blog. El negocio de enfrente era una peluquería y sabiendo que me hacía falta un corte de pelo, entré. Me daba un poco de miedo, hay que reconocerlo, pero el peluquero hizo un buen trabajo y se ganó una propina: afeitar y cortar por 80KSh (cuando el precio oficial es de 70KSh, 0,70€). El tema de conversación, una vez supieron que era español, se decantó por el fútbol (Barça, Madrid...) y por los jugadores españoles de la premier (Torres, Fàbregas...). Para hacerme el interesante, les dije que cuando tenía 15 años jugaba a fútbol y pude jugar contra Iniesta en un par de ocasiones (no les hablé de que ambos partidos los perdimos por 8 a 1); les pareció absurdo que me cambiara al atletismo, con la pasta que ganan los futbolistas.

Después compramos víveres y agua y montamos en un matatu superpoblado que nos llevaría hasta Kapkoi: 17kms, 60 minutos. Kapkoi es un pueblo que no sale en los mapas, un par de tiendas de servicios mínimos (saldo para el móvil, arroz, azúcar, leche y poco más), una escuela y alguna que otra casa diseminada por ahí. Es el pueblo de Japhet Korir, el keniano que suele vivir en Goteborg y buen amigo mío y de Dan; según me cuentan, también es el pueblo de Robert Cheruiyot, el que ganó 4 veces la maratón de Boston, pero en la Wikipedia dicen que nació en Kapsabet.

Kapkoi es un lugar ideal para entrenar. Las vistas quitan el aliento, el bosque por el que rodamos está lleno de monos y, en los días claros, se puede ver el polvo que levantan los elefantes allá a lo lejos, mientras se desplazan. Está a más de 2400m sobre el nivel del mar y carece de agua corriente, pero hay cobertura para el teléfono y la tierra es tan rica que no hace falta sembrar semillas en la granja, con que se dejen unas unidades por ahí esparcidas de la última cosecha, la lluvia las hará germinar de nuevo. Así es más o menos como funciona la granja de Japhet, unas 4 hectáreas de terreno y una casita de tres diminutas habitaciones, un salón confortable y una cocina que hace de recibidor.

Para no engañaros, os diré que cuesta un poco adaptarse. La comodidad de los grifos supera cualquier otro deseo; el agua está distribuida en bidones y para ducharse se calienta en el fuego, se añade agua fría, se va al baño (algo parecido a un probador de las tiendas de ropa) y uno se la va echando encima poco a poco. Para otras necesidades, un lavabo de obra está fuera de la casa; a esa altura, aunque estemos en Kenia, os puedo asegurar que está muy pero que muy frío y siempre hay un poco de miedo o algo parecido al saber que debajo tuyo tienes un hoyo de más de cinco metros de profundidad... y no sigo por respeto a los lectores, pero creo que os podéis hacer una idea.

Han sido dos días en Kapkoi, dos días muy divertidos donde la luna llena ofrecía una claridad inusual a la noche; dos días de entrenamiento no muy exigente para llegar con fuerzas al cross de hoy: la Discovery Race.

jueves, 28 de enero de 2010

Los futuros campeones

El entrenamiento de hoy ha sido en Iten, la cuna del atletismo mundial. A diferencia de la semana pasada, la pista estaba casi desierta y al terminar las series de mil (excelentes, por cierto), hemos coincidido con los colegiales que terminaban sus clases a mediodia. Era la hora de ir a casa y, por si lo dudabais, les apetece ir a casa corriendo.

martes, 26 de enero de 2010

Matoke


No sé si escribí en este blog que ya no soy celíaco; por si acaso, refresco el tema. Los últimos análisis que me hicieron no lo dejaban claro y la doctora me recomendó que hiciera dieta estricta sin gluten durante un año y que valorara los cambios en mis digestiones. Pero no me convenció y tengo mi explicación: si bien es cierto que en España suelo tener algunos problemas de barriga, cuando estoy en Kenia me encuentro perfectamente. Y no hago ningún tipo de dieta, simplemente como lo que come la gente de aquí.


El año pasado os hablé del ugali; este año os puedo hablar del matoke. El matoke (nombre ugandés) es el hermano del plátano y se cocina cuando está verde. Como plato, rico en carbohidratos, es mucho más sabroso que el insípido ugali y por su textura de puré puede conjugar con gran cantidad de alimentos o servirse como plato a parte. La receta, muy resumidamente, consiste en pelar los plátanos, trocearlos un poco, hervirlos (con todo lo que se quiera añadir como patatas, zanahorias, tomates...), añadir un poco de mantequilla o aceite y sazonar al gusto mientras se tritura con la herramienta más útil que encuentres en la cocina (que aquí no existe la moulinex).


Una vez terminado, y aunque quedan muchos tropezones, se puede acompañar de carne, ugali, arroz... En fin, una receta que os animo a probar si conseguís plátanos verdes en algún mercado; se tarda poco, es muy nutritivo y añade un sabor nuevo a la dieta. ¿Qué me decís?

La foto es de este blog, donde también podéis encontrar una receta más elaborada que la mía.

lunes, 25 de enero de 2010

Gospel


Nunca he sido buen cantante ni un gran aficionado a la música; simplemente enciendo la radio y escucho lo que toque, pero puedo tener opiniones respecto a la música. Y afirmo que el gospel me gusta, que lo disfruto y que, si puedo, me uno al grupo.


Por la tarde, antes de marcharnos de la oficina, cantamos un poco. En teoría es un entrenamiento para los jóvenes, para ocuparles el tiempo y quizá más adelante hacer algún festival y que puedan sacar algunos shilings. Ellos se saben todas las letras y sólo tienen que repetir o acompañar lo que cante el que dirige la canción; yo, en cambio, tengo que pedir que me las escriban y luego descubrir el orden adecuado, el número de repeticiones y demás. Parece complicado, pero en un par de estribillos se le coge el truco y está chupado.


Por si fuera poco, aprendo swahili mientras canto: “Bwana ninakupenda/ Asante sana bwana mwokozi wangu/ Bwana bwana mimi sitaona haya/ Kusema wewe wangu na mimi waku/ Nisaidie bwana/ Katika shida zangu/ Nisaidie nizaidie bwana".


Bwana significa “Señor” y la canción sigue diciendo “te quiero” y “gracias” y otras aclamaciones que ahora ya no recuerdo; mi swahili va pasito a pasito, qué le vamos a hacer.

PD: Quizá más adelante cuelgue un vídeo.

jueves, 21 de enero de 2010

Bolt y la copa de África de fútbol

En Angola se está celebrando la copa de África de fútbol y todas las tardes tenemos partidos en la tele. Algunos equipos son realmente malos y los equipos buenos están teniendo serios problemas para ganarles; es cierto. Pero lo mejor de todo es que a cada intermedio, antes de cada partido, al terminar el duelo, aparecen Bolt y su madre en las teles de casi toda África (eso lo supongo, no lo puedo afirmar).

Por lo que sé, la televisión de Kenya coge la señal emitida por Angola y no sólo vemos los partidos si no también los anuncios en portugués que emite su televisión local. Me da que otros países harán lo mismo. Y he aquí que Bolt aparece anunciado envíos de dinero en un entorno futbolístico de prime time y con millones y millones de espectadores. Me gusta.

miércoles, 20 de enero de 2010

Ex-street children en 2010

Atrás queda esa pequeña oficina en el Meadows Building; atrás quedan los paseos por la ciudad buscando niños hambrientos y adictos al pegamento; atrás quedan las actividades desorganizadas y las lecciones inconexas de los voluntarios. Todo esto ha quedado atrás en menos de doce meses.

La ofina está ahora en el suburbio de Pioneer, al lado de Kimalel School. Es una casa, con patio y verja que rodea y protege todo el perímetro. En la parte de atrás, un par de habitaciones para algunos niños y uno o dos voluntarios; en la parte de delante, un garaje que hace la función de clase, varios despachos, una cocina y un salón amplio y luminoso; por las paredes, pancartas de Save the Children, anuncios de los derechos de la infancia, publicidad sobre qué hacer frente casos de abuso infantil: dónde llamar, qué decir...

A las ocho de la mañana se abre la verja y los voluntarios vamos llegando escalonadamente. Los lunes tenemos meeting para hablar de lo que haremos durante la semana; los viernes tenemos otro para comentar lo que hemos hecho y cómo nos ha salido. Después, cada voluntario tiene su tarea asignada; las que hacen de profesoras tienen su horario como si se tratara de un colegio: inglés, swahili, matemáticas, dibujo, religión, ciencias... Entre los otros están los encargados de la contabilidad, las actividades para los mayores o "peer groups" (a los que organizan seminarios sobre primeros auxilios, emprendedurismo, etc) y otras muchas actividades y tareas.

También ha cambiado la alimentación. En esa oficina de Meadows Building apenas podíamos prepararnos té para nosotros; ahora se sirve té y chapati (una especie de torta o crêpe grueso) a media mañana y un plato contundente y caliente a mediodía. Normalmente tenemos 35 raciones y esas son para los niños que viven en la oficina, para los que van a Kimalel School y para las madres solteras que forman parte de los peer groups. Si sobra alguna, para los voluntarios.

Y al llegar la tarde, partido de fútbol en la campa que tenemos en frente de la oficina. Si os acordáis del partido de fútbol que tuvimos el año pasado, también aquí veréis muchas diferencias. El campo no está inclinado, las camisetas donadas por el equipo de fútbol de Sant Pol añaden cierto colorido y unos troncos delgados y acabados en pico nos ayudan a delimitar las porterías.

domingo, 17 de enero de 2010

El cross de Eldoret


Queridos lectores, sé que os tenía que hablar de los cambios de Ex-street children, pero en Eldoret están pasando demasiadas cosas y no quiero que pierdan actualidad ni que se me queden en el tintero.


Después del aterrizaje y las consecuentes adaptaciones a la altura, el ritmo y los caos de Eldoret, no se han detenido los acontecimientos reseñables. El viernes por la mañana, por ejemplo, al poco de llegar a la oficina (ahora es una casa en medio de un prado en la altiplanicie), en contraste con un cielo azul inmenso, el sol se fue escondiendo detrás de la luna y las sombras ocuparon el panorama. El eclipse fue asombroso, aunque en Eldoret no fuera completo, pero imaginaros un firmamento que se pierde en el horizonte y que, minuto a minuto, se va oscureciendo. ¡Y sólo son las 8 de la mañana! A falta de cristales oscuros y demás protecciones, el envoltorio de unos clinex -por su zona azul oscuro- permitieron ver la silueta de un sol mordido por una luna invisible.


Al día siguiente, el sábado, la atención recaía en el campus de la Universidad Politécnica de Eldoret. La federación keniana de atletismo reunía a los atletas en la sexta prueba del calendario de campo a través y, aunque los mejores senior no aparecían entre los inscritos, la emoción estaba servida en las carreras junior. Y por si fuera poco, un georgiano se atrevió a participar en la carrera junior masculina (aunque aparentaba por lo menos 25 años) y otros dos blancos corrieron en la senior de hombres. No hace falta aclarar que sus respectivos objetivos eran alejarse lo más posible del top 15 (por la cola, claro). Y más o menos lo consiguieron.


Parece que la semana que viene habrá carrera de nuevo, aunque no perteneciente al calendario nacional de cross. Y el día 31 se celebra una carrera popular que suma adeptos año tras años. Me informaré un pelín mejor y veré si puedo (y debo, claro) correrla.


Por otro lado, Dan y yo ya nos hemos encontrado. Él vino a Kenia el 23 de diciembre y asegura que se está encontrado bien, pero que el ritmo de las series y del rodaje le parecen más o menos el mismo. Está viviendo en la graja de un keniano que suele pasar medio año en Suecia y al que conocimos mientras yo estaba de interrail y Dan conducía su furgoneta por Europa. Según me cuenta Dan, su compañía es muy buena -tiene 62 minutos en media maratón- pero se aburre muchísimo en esa casa rural en la que sólo se puede trabajar un poco el campo, entrenar y dormir. Por desgracia está a unas dos horas de Eldoret y no podemos quedar tan a menudo como nos gustaría, pero me estoy pensando visitarles un día y hacer algunos entrenamientos con ellos, pero eso será más adelante. Por ahora ya tengo previsto entrenar el próximo martes en Iten, en el Lornah's Camp, con el suizo Phil Bandi y los demás que estén ahí ese día.

miércoles, 13 de enero de 2010

El aterrizaje

Si la última entrada hablaba del despegue, ahora tengo que hablar del aterrizaje. Aunque salí con tres horas de retraso desde Barcelona y la escala en El Cairo era de sólo 1h50, el segundo avión también se retrasó y llegué por los pelos a cogerlo. Sobre la medianoche levantamos el vuelo y llegué poco antes de las 6 al aeropuerto Jomo Kenyatta de Nairobi. Estaba cansado, pero contento porque mis maletas llegaron a tiempo y con un taxi me dirigí al centro. Sin tiempo que perder, subí al primer matatu con dirección a Eldoret y empezó la odisea. Aunque la carretera está mejor que el año pasado, los 300kms se cubren en no menos de cinco horas y este año no vi ni cebras ni flamencos ni ningún otro animal; la estación seca se está resistiendo y todavía llueve día sí y día también.

Al llegar a Eldoret me encontré con antiguas amistades; ha pasado un año desde que me fui de aquí y todo sigue más o menos igual. Me pregunto cómo esta ciudad que en sí es un caos me puede gustar; supongo que la gente que he encontrado aquí es magnífica y que ha ocupado una parte muy importante de mi corazón. La verdad, no me importaría quedarme aquí por un tiempo...

Pero volvamos al relato de los acontecimientos. El domingo lo tenía organizado de una manera muy ocupada, pero quería correr después de dos días sin ponerme las zapatillas. Sabiendo que acababa de llegar a los 2000m de altitud, no quise exigirme demasiado y decidí salir por la mañana a trotar 10 kilómetros. Gracias a los Reyes Magos, ahora tengo un GPS que me dice más o menos los metros que corro y a qué velocidad voy. La gráfica de la altitud y de la velocidad está a continuación.

Teniendo en cuenta que es mi primera sesión en altitud y que realmente salí a trotar (a las 7 de Kenia, las 5 de España), me sorprendió bastante que el GPS dijera que el kilómetro 10 lo pasé en 41'40”. El lunes he descansado, porque no merece la pena ir demasiado deprisa, y poco a poco espero alcanzar el volumen adecuado para correr bien la maratón de Barcelona. El martes, 12kms y esta mañana sólo 11.

La próxima entrada, sobre los cambios que he encontrado en Ex-street children desde que nos despedimos el pasado mes de marzo.

viernes, 8 de enero de 2010

El despegue

Con escala en El Cairo, llegaré a Nairobi a las 3:45am (hora local, 1:45 en España). Mi número keniano es el 00254 715819628. Se aceptan sms y llamadas perdidas de bienvenida.

El lunes empezaré a colaborar con Ex-street children y espero mantener el blog lo más activo posible, pero tened paciencia con las fotos que la conexión no es tan buena como para subirlas con calidad.

*Actualización: retraso de 3 horas en Barcelona porque hay tormenta de arena en Egipto; no creo que pueda hacer el transfer. Quizá me toque dormir en El Cairo.

sábado, 2 de enero de 2010

Twende

Twende significa "let's go" (vamos) en swahili. Hace un año que conozco la palabra y quería utilizarla en alguna carrera, decirle a algún keniano que me siguiera, pero no ha sido fácil. Normalmente era yo el que intentaba seguirles y pocas veces lo conseguía.

Como viene siendo habitual, a los españoles nos gusta acabar el año corriendo. Si en Madrid fueron 30.000 los corredores, en Barcelona se llegó a los 9.000; comentaban en Radio Marca que sumando los participantes de todas las San Silvestres que se corrían en España, quizá se llegase a la cifra de 200.000 participantes. No deja de asombrarme y desde este blog quiero felicitar a todos los que consiguieron despedir el año con buen pie -aunque no aparezcan en las clasificaciones, como Enric-, pero muy especialmente a los que debutaron, como Ferran e Ignasi.

El caso es que yo corrí la de Barcelona y, queriendo bajar de 30 minutos, empecé con el grupo de cabeza. A partir del kilómetro dos me descolgué un poco y junto con Àngel Mullera adelantamos a otros que se descolgaron más tarde. De hecho, en el ecuador de la carrera pasamos a Cosmers Kemboi, de Kenia y ya amigo mío, al que le solté -como quien no quiere la cosa- un twende no muy alto pero claro. Y no me siguió.

Un poco más adelante me descolgué de Mullera y me quedé sólo; pasaron algunos kilómetros y en el noveno me atrapó Kemboi, que me adeltantó y me devolvió el twende. Le hice caso, aunque me llevaba con la lengua fuera, y me dijo que le pasara. Al estar a su lado, con una sonrisa de rafiki (amigo), añadió: you win me today (hoy me ganas tú). Y así fue.

Los resultados completos, aquí.