jueves, 9 de abril de 2015

El Mur

A partir de este domingo y durante las próximas diez semanas podrás verme en TV3, en un registro nuevo para mí pero apasionante en toda su amplitud (no te preocupes si vives fuera de Catalunya, se puede seguir la emisión por internet). 


Mi misión en el programa El Mur -el muro-, presentado por Santi Millán, es la de preparar a seis personas que nunca antes han hecho deporte (o lo han hecho de manera muy pasajera) para que terminen la Zurich Marató de Barcelona. ¿Lo conseguirán?

Como bien recalca Santi Millán en la introducción del programa, este proyecto no habla de correr. Este proyecto habla de la vida, de la capacidad que tiene el ser humano para proponerse retos y superarlos. O simplemente de encontrarse con las dificultades del día a día y salir airoso gracias al esfuerzo. Porque de esfuerzo vais a ver mucho.

Nunca antes había hecho televisión y espero que no sea la última vez. Me lo he pasado en grande y he descubierto personas maravillosas. Casi todo queda reflejado en los diez capítulos que consta este programa y estoy seguro de que lo disfrutaréis tanto o más que yo. Os sentiréis identificados con los participantes (tres hombres, tres mujeres) y sufriréis con ellos en los momentos duros pero también gozaréis con ellos en los momentos victoriosos.

Y si os entran ganas de correr, no dudéis en pedirme consejo. Soy el entrenador de El Mur y también puedo ser el tuyo. Por esto mismo acabo de lanzar mi propia página web (www.marcroigtio.com) que espero que visites, con toda la información sobre mi trabajo y mis carreras.

Y aprovecho esta entrada para despedirme de este blog, que nació un lejano año 2007 mientras me estaba preparando para ir de Erasmus a Amsterdam. A partir de ahora, el blog lo escribiré en mi nueva página y espero veros a todos por ahí. Ha sido un placer y espero que sigáis siendo mis lectores.

Un abrazo enorme.


lunes, 23 de febrero de 2015

Vies Verdes de Girona

No todas las competiciones son para ir a tope; hay muchas de ellas que se pueden tomar como un entrenamiento y, en ocasiones, como una excursión.

Las Vías Verdes son los caminos arreglados por los que hace años pasaba el tren. Ahora ya no hay vías y, por lo tanto, son ideales para correr. Están ahí todo el año pero en ocasiones cuentan con la organización de Diversport para que la distancia esté bien medida, para poder beber durante parte del trayecto, para no tener que hacer una tirada de "ida y vuelta" y para tener comida caliente al terminar, por citar solo alguno de los aspectos diferenciales entre correr por las vías verdes y participar en las Vias Verdes.

Por lo tanto, ayer domingo yo me animé con las Vías Verdes de Girona y lo hice en la distancia de 30 kilómetros (entre las otras a escoger estaban los 10km, la media maratón y la maratón). Nosotros salíamos de Cassà de la Selva y, como todos los demás, tuvimos el disparo a las 9 de la mañana y terminábamos en Sant Feliu de Guíxols


El recorrido es ligeramente a favor y el viento, casi siempre, sopló por la espalda. De hecho, el viento fue el protagonista de la carrera porque soplaba tanto que incluso por la espalda era molesto. ¡¡Te obligaba a ir mucho más rápido de lo que querías!! Pero esto no fue lo peor. La peor parte por culpa del viento se la llevó la organización. La zona de meta quedó muy huérfana de espectáculo y, vale la pena decirlo, jugó una mala pasada.

Todas las vallas que marcaban el último tramo de la carrera estaban el suelo por precaución; tampoco había arco de meta ni cronómetro y el "village" donde uno debía recoger la medalla, recuperar fuerzas y recibir los obsequios, estaba desperdigado. La imagen, por desgracia, era un poco patética y las colas que se formaron para recibir algunos de los servicios acabaron con la paciencia de varios corredores. Pero son circunstancias extraordinarias. Me consta que los organizadores intentaron hacer frente al viento tanto como pudieron, pero la gente del Empurdà sabe que cuando sopla tanto, no hay mucho que se pueda hacer.

En conclusión: un entrenamiento de tirada larga muy agradable, de manera progresiva y cómoda, aunque el último tramo se me hizo un poco duro. Sumo 30 kilómetros muy buenos para mis piernas y me quedo con parte del paisaje de esta zona que nunca antes había recorrido. Ahora ya lo sabes: visita la web de las Maratones de las Vías Verdes y busca cuál es la que te queda más cerca. Merecen la pena. 

Parciales de cada 5kms: 18'53", 18'16", 17'34", 17'06", 16'59" y 17'42". 
Total: 1h46'39" (3'34" de media).

lunes, 16 de febrero de 2015

El día de los tres récords del mundo

Dice un anuncio de cruceros que la vida no debería medirse en minutos sino en momentos. En atletismo, por desgracia, lo que cuentan son los minutos y los segundos pero no hace falta añadir que lo que quedará son los momentos. Porque los récords están para ser batidos y los momentos, para ser guardados. Y yo me llevo un gran momento de los que pasó el pasado domingo 15 de febrero en Barcelona.

Florence Kiplagat venía de nuevo a la eDreams Mitja Marató de Barcelona y yo iba a ser su liebre. Durante las semanas previas, se especulaba con el nuevo récord del mundo y yo me sentía orgulloso de que confiaran en mí de nuevo. Pero llegué el día anterior al hotel y el entrenador de Florence, Renato Canova, me dijo que este año no buscaban el récord. Se conformaban con batir la marca que hizo Mary Keitany en RAK dos días antes (66'04"). Por lo tanto, mi trabajo consistía en llevarla a ritmo constante hasta el kilómetro diez entre 31'10" y 31'20". El año anterior pasamos en 31'09" y partir de ahí empezamos a correr muy rápido.

Me supo un poco mal que no buscáramos el récord del mundo pero yo me tenía que ceñir a lo que me pidieran. Y eso hice. Salimos a ritmo controlado, con dos kilómetros a 3'05" y los dos siguientes a 3'09"-3'10" por la subida del Paralel. El quinto lo volvimos a clavar y el parcial del 5000 se quedó en 15'37". A partir de ahí el circuito es un poco favorable así que sin esforzarnos más corrimos un poco más rápido y cruzamos el 10000 en 31'01" (15'23"). 

Renato Canova, que estaba en el coche que nos acompañaba, planteó un cambio de táctica en ese momento. Visto que el ritmo era bueno y que Florence llevaba muy buen correr, me pidió que acelerara el ritmo para batir el récord del mundo de 15 kilómetros (Tirunesh Dibaba, 46'28" en 2009). El kilómetro 11 del circuito de Barcelona tiene una pequeña cuesta y preferí esperar a cambiar después de ese punto. Así, ese kilómetro salió en 3'10" pero el siguiente, ya acelerando, lo pasé en 3'01". Hasta allí llegó mi trabajo. Ese esfuerzo me costó un poco más de la cuenta pero cumplí con lo estipulado y prefería apartarme en lugar de frenar a Florence con un kilómetro a 3'03" o 3'04". 

Se quedó con su otra liebre, Ezequiel Kipchirchir, y yo troté un kilómetro más hasta cruzarme con el coche donde estaba Renato y me subí para seguir la carrera (eso era el kilómetro 16).

Ezequiel se había parado contra pronóstico al cruzar el kilómetro 14 por un problema con sus zapatillas. Pero parece que no le importó a Florence porque siguió apretando hasta llegar al kilómetro 15 en 46'14" (con un parcial de 12'01" del 11 al 15) y estableciendo un nuevo récord del mundo. 

Parecía que todo acababa allí y que el esfuerzo ya estaba recompensado, por lo que Florence se limitó a seguir corriendo a un ritmo más cómodo (dos kilómetros a 3'13") y esperar llegar a meta en menos de 66'00". Pero todo iba demasiado bien.

Incluso después de dos kilómetros a ritmo "suave", sus parciales estaban por debajo del récord del mundo y así se lo hizo saber Renato desde el coche. El kilómetro 18 demostró que había entendido el mensaje. Hizo 3'06" para confirmar que sus piernas todavía respondían y aceleró un poco más para batir de nuevo sus récords del mundo de 20 kilómetros (61'54") y de media maratón (65'09").

Tanta fue su alegría (y su esfuerzo) que al cruzar la línea de meta rompió a llorar. De hecho, confesó que nunca antes había llorado al cruzar una línea de meta. Pero ¿quién no lo haría si se baten tres récords del mundo cuando no estaba previsto?