martes, 20 de noviembre de 2012

El aspecto social de correr la Behobia

Cada participante tiene sus motivos personales para correr la Behobia-Sebastián; los míos son éstos: quiero ganarla, quiero disfrutar de su ambiente y quiero pasar un fin de semana inolvidable con los amigos y familiares del norte. El último de los motivos es el aspecto social de correr la Behobia.

El sábado por la mañana empezó nuestro viaje en coche: mi mujer, mi madre y yo. Salimos a las 9:30 de Sant Pol de Mar y llegamos a las dos de la tarde a Pamplona, a casa de mi hermana y su familia. La comida estaba casi a punto, pero yo me fui a trotar unos veinte minutos para estirar las piernas. 

Después de la ducha, almuerzo nutritivo en familia mientras Joana nos ponía al día de sus avances en la escuela y en el conservatorio y Manel solicitaba su rato de atención demostrando que ya sabe caminar y mucho.

Sin siesta, seguimos el viaje hasta San Sebastián para dejar las maletas en el hotel y dividirnos: Mercy y yo buscar el dorsal en Anoeta con Iñigo mientras los demás se quedaban en el centro. La suerte la tuvimos al salir, porque justo empezaba una misa de 6:30 que nos ahorró el diluvio de la tarde. Y al terminarla, de vuelta al centro para reunirnos todos. 

La cena del "día antes" en el Vallés, con Ander, Nerea y Mecy (Foto: M.Tió)

El punto de encuentro fue el Vallés, uno de los pocos sitios de pinchos sin gluten en San Sebastián. Allí nos esperaban también Ander, Nerea y varios amigos suyos. Empezamos a hablar y a comentar cómo se presentaba la carrera, explicar cómo nos iba la vida de casados y nos cayó algún que otro regalo más. Entretanto, un par de vasos de mosto, unas albóndigas, un lomo a la plancha y un buen trozo de morcilla. También aproveché para llamar a Sergio, pero estaba liado y quedamos para mañana, como siempre acabamos haciendo cada vez que corro la Behobia.

La noche  acabó pronto y fue el momento de retirarse. En el hotel, Mercy y yo tomamos un té antes de las once ya estábamos durmiendo. Mañana tenía que correr bien.

Llegando a la meta en segunda posición (Foto: S.Fanjul)

La carrera ya la conté en el post anterior así que aquí explicaré lo que pasó después. Al terminar segundo, me llevaron a la carpa de premiación y también dejaron entrar a Mercy, a mi madre y a Mònica, que luego dejó entrar a Sergio para hacer alguna foto más. Nos entregaron los premios (una réplica de las farolas del Kursal, un lote de ibéricos y quesos, una cesta llena de fruta y un par de botellas de txacolí). Pero yo estaba cogiendo frío y mi hotel quedaba demasiado lejos, por lo que Sergio se ofreció a que me duchara en su casa (vive muy cerca de la llegada) y nos invitó a todos una taza de café mientras hacíamos tertulia con su mujer y sus dos hijos. 


En el podio, con los trofeos (Foto: S. Fanjul)

Después de la ducha y de mandar mensajes a todos fue el momento de iniciar el viaje de vuelta. Con Mònica y su familia nos paramos en Errotz a comer de menú y al llegar a Pamplona nos despedimos hasta la próxima y mi madre, mi mujer y yo nos dirigimos a Sant Pol. Allí nos esperaba mi padre con una sopa bien caliente y al terminarla, cada uno a su casa a descansar.

Fue un fin de semana agotador y me quedó gente por ver. Algunos estaban fuera este fin de semana, otros tenían comidas familiares sin posibilidad de faltar; pero habrá más Behobias. De hecho, os animo a leer la misma historia desde la visión de los otros protagonistas de ésta: aquí la de Ander; aquí la de Sergio.

4 comentarios:

Ferran dijo...

M'ha agradat molt la teva crònica, la d'Ander (de repente, veo boinas) i la de Sergio.
L'any 1991 vaig venir a córrer el triatló de Zarautz amb un amic que havia sigut ciclista. Estava obsessionat en comprar-se una txapela i al poc vaig entendré el perquè. I curiosament, recorod a Dina Bilabo animant-nos sense parar durant tota la part atlètica del triatló. I després vaig llegir el llibre d'una família vasca que va voltar alrededor del món en un veler durant 17 anys i havien conegut a Dina al Carib. Tot quadra com un cercle perfecte.

Abraçada!

Ander dijo...

Ferrán, para cerrar del todo el círculo, estuve en casa de esa familia de Hondarribia cuando volvieron de dar la vuelta al mundo. ¿Qué hacemos ahora? :-

Marc, ahora, cuando quiero cuidar mi estado físico, me dedico a cenar albóndigas, morcilla y lomo. Si lo hago todos los días, supongo que para el Tour de Plomo catalán en primavera andaré como un tiro, ¿no? ¡Abrazo!

(PD: ¿Al final no tocaron puntos extra?).

Ferran dijo...

Pues Ander, esto se podría cerrar presentando Plomo... en Tortosa (conozco librería) imitando a Sean Kelly vs Juan Fernández en la subida a la ermita de Mig Camí, a Lucho Herrera ganando en un hors categorie (Caro, 1447m) o a Freddy Maertens entrnado en el 77 en el velódromo en su victoria núm.15 de aquella vuelta...

Saludos!

Marc Roig Tió dijo...

No hubo suerte, Ander: 100 puntos en total. Pero algo fabuloso saldrá de ahí, eso seguro. ¡¡Gracias!!

Y veo que esto se anima. No quiero desmotivarte con la dieta, pero no es tanto el qué comer sino el con quién. Así que por ahora come lo que quieras pero cuando haya tour de plomo por Catalunya (con parada en Tortosa) ya caerán morcillas, eso seguro.

Ánimo a los dos para seguir cerrando círculos, jeje.