viernes, 8 de febrero de 2008

A los fogones

Ayer jueves el pare se despertó un poco molesto y guardó cama. La ventaja de haber terminado la carrera y no estar trabajando es que estoy disponible para echar un cable en casa.

Por la mañana trabajé en el estanco: leí todos los periódicos, hablé con los del pueblo que pasan por el estanco entre el café y el bocadillo, los que recogen la prensa a primera hora y los que la cogen al final de la mañana, etc. Pero llegó la hora de cerrar: las 13:30.

En casa, mi padre seguía en la cama y la mare, que llegaría a las tres, esperaba encontrar un platito caliente. Ayunar fue cosa del miércoles, así que el jueves tocaba recuperar el ritmo.

Mis virtudes culinarias se reducen a pasta blanca, arroz y huevos fritos. Pero me armé de valor para sorprenderme a mí mismo. Consulté varios libros de cocina (en los pasados reyes cayó, a modo de indirecta, un librito de cocina para jóvenes). El problema era encontrar una receta asequible que estuviera en consonancia con las existencias. El resultado: patatas a la cazuela, receta de las Hermanas Clarisas del Monasterio de Santa Clara, en Briviesca, provincia de Burgos. La saqué del libro Cocina Monacal: los secretos culinarios de las hermanas clarisas.

Como las patatas eran de nuestro huerto -pequeñísimas-, pelarlas me llevó casi media hora. Pero fue lo único molesto. Después, un poquito de aceite para dorar el ajo; poner los guisantes y las patatas a la cazuela, rellenar de agua hasta cubrirlo todo y esperar. Y para terminar, a modo de guinda, posar unos huevos en la superficie que, con la temperatura del agua, se cocieron al momento a modo de pelotilla, dejando la yema entre líquida y sólida.

Os prometo que me sorprendí al terminar. Ni mi pensamiento más optimista creía que fuera capaz. El pare bajó a comer y dijo que me quedó bien, aunque escaso de sal; no es problema: a mí madre no le disgusta, a mí tampoco y a mi padre no le conviene.

Y por la noche, Nico también lo comió -añadiéndole sal- y aseguró que estaba riquísimo. Será cuestión de ponerse el delantal más a menudo.

10 comentarios:

María dijo...

ja! es divertidísimo eso de innovar en la cocina... yo el otro dia hice unos "huevos rotos con chorizo"... riquísimos!!!! preparas un montón de patatas fritas y las pones un una fuente honda. Haces un huevo frito por persona y luego en la fuente los "rompes" que se junte el huevo y las patatas y luego fries unos choricillos y los añades... estaban de muerte!! (y es facilísimo!!

Furacán dijo...

Todo es cuestión de práctica. Al final de mi etapa universitaria ya me salían cosas bastante decentes, lástima que haya dejado de practicar, prometo volver a los fogones jejeje

Buen regalo la Ditec de carbono, espero que le saques mucho partido.

Saludos!

Marc Roig Tió dijo...

Hola María, tienen buena pinta realmente. Yo recuerdo probar algo parecido (pero con jamón) en el "cañas y tapas". Aunque es un tanto calórico... está de muerte. Lo provaré.

Furacán, haré una entrada sobre la bici. Y a retomar la práctica en los fogones. Acabo de hacer zanahorias a la crema que he juntado a un plato de espaguetis. Ahora, siestecilla!

María dijo...

si!! esque la idea es del Cañas y tapas... pero cambiamos el jamón por el chorizo y salió bien!

Anónimo dijo...

La verdad es que los atletas se os conoce por la m�s que famosa 'pasta' blanca con un poco de aceite. Aunque a veces hay que probar cosas nuevas.
Nervioso para la marat�n de Valencia?
2h25'23'', ya veras como acierto la marca.
Un saludo

Marc Roig Tió dijo...

La pasta blanca con un poco de aceite (del bueno, claro). Es una solución infalible: fácil de hacer y bien nutritiva. Pero estoy de acuerdo contigo: tenemos que innovar.

Buen pronóstico para la maratón. No estoy nada nervioso; veremos si aciertas.

am dijo...

Eso, ponerse el delantal más a menudo me parece una excelente idea! jaja. Yo me defiendo en la cocina, pero no dejo que nadie vea el proceso porque es desastroso. Yo iba en un colegio de Clarisas, de haber sabido, que me enseñaran a cocinar! Hasta libro tienen! jajaja.

Marc Roig Tió dijo...

Es un buen truco el de que no miren el proceso, jeje. Sobre el libro, está muy bien: habla de cómo preparar los platos y de cómo surgieron. Pero sólo hay conventos de España; le quedaría bien un capítulo de allende el mar.

mòmo dijo...

Tráete el libro y las ganas de cocinar cuando vengas a visitarme...

Marc Roig Tió dijo...

OK, Mòmo. Lo intentaré.