jueves, 5 de agosto de 2010

Problemas de dos ruedas

Durante el mes de agosto estoy trabajando en una clínica de fisioterapia de Calella, al lado de Sant Pol. Los habitantes de la costa sabemos que el tema tráfico durante este mes se llama caos y, en la medida de lo posible, tiendo a evitar el coche (por muchas razones ambientales, claro, pero también para evitar las multas de estacionamiento y demás cursilerías que durante esta época crecen como setas).

El caso es que voy a trabajar en bici y por suerte, como la clínica está frente a la estación de tren de Calella, hay varios hierros aparca-bicis a mano. Ya me han advertido que es zona de hurtos y conviene retirar el sillín, pero no me advertieron de la estupidez (o sonambulismo) de algunos usuarios. He aquí lo que pasó el martes (mi segundo día):

A media mañana retiré el sillín de mi bici y todo parecía correcto, pero al terminar la jornada... quito el candado de mi bici ¡y la maldita sigue amarrada! Al parecer, algún despistado aparcó su bici al otro lado del hierro y con su candado candó las dos bicis. Qué listo, ¿no? Me quedé un rato mirando, con cara de estúpido. ¿Y ahora qué hago? A saber donde estará el propietario, a saber cuándo volverá. Total, que puse de nuevo mi candado (pero sólo en mi bici, claro), me llevé el sillín y me fui corriendo a casa.

Por la tarde volví a Calella (ahora en coche) y pregunté a los municipales qué se podía hacer en un caso como aquél. Me contestaron que llamaban a la grúa y que fuera donde estaban las bicis para enseñárselo. El hombre de la grúa se quedó un poco sorprendido del despiste de mi vecino de parking pero al momento sacó una cizalla de metro y medio y el candado invasor (que era de los gruesos) sólo hizo clic antes de caer al suelo abierto como un come-cocos.

La bici vecina tenía otro candado y por eso el chico de la grúa la dejó allí y estamos a jueves y todavía sigue ahí. Me pregunto si el pobre estaba a punto de perder el tren y candó la bici sin prestar mucha atención, pero lo que más me pregunto es qué cara pondrá el pobre cuando vea que le han rebentado un candado de la bici pero el otro se lo han dejado intacto. Aunque igual ni se da cuenta.

3 comentarios:

tonitom dijo...

Hola marc, conozco varias historias de esas. He visto que han amarrado la bici a una farola, y se han llevado la rueda, y cosas así, o de poner un candado en los radios de la bici, eso más bien solo para joder.
Supongo que ya lo habrás pensado, pero no existe la posibilidad de llevar la bici al curro?

Guillem dijo...

Marc,

la teva entrevista al butlletí del CA Laietània es va publicar fa un mes. Ja et faré arribar alguns números. La pots veure en format digital a www.laietania.cat

Salut!

Guillem

Marc Roig Tió dijo...

Tonitom, no puedo entrar la bici en el curro porque no hay espacio. Qué curiosas las historias que cuentas, ¿no?

Guillem, la vaig veure ja fa uns dies, la versió digital. Ha quedat prou bé, jeje.