El chico de la foto es David Bob. Costó que nos hiciéramos amigos; en su parco inglés sólo conseguía decirme "me and you go to America", a menudo marcando la erre como Amerrica. Pero poco a poco fue cambiando. Yo conseguía aprender swahili cuando él mejoraba su inglés. Alguna voluntaria le escribía varias palabras en un trozo de papel; su misión era traducirlas al otro idioma: del inglés al swahili o vicevesa.
Así aprendí que un gato se llama Paka, que la mesa es Meza, que la escuela es Shule y que a un perro se le llama Mbura. Cuatro semanas son poco tiempo para aprender el idioma pero suficientes para hacer amigos.
El 28 de febrero, sábado, fue el último día que pasé por la oficina de Ex-Street Chilren. David estaba allí y cuando ya me iba se pegó a mi chepa. Dijo que estaba muerto de hambre, que yo era rico y que tenía que comprarle algo de comida. No solía hacerlo; en la ONG me advirtieron que no diera dinero ni comida a los niños que me lo pedían. Haciéndolo, se les anima a permanecer en la calle porque no les resulta difícil subsistir. La manera de ayudarles es otra.
Pero David seguía insistiendo. Pensé en comprarle un par de plátanos (0,10€) pero rehusó. Dijo que los plátanos no le gustaban, que él quería un plato de judías: "I want beans", decía mientras me miraba fijamente con sus ojos enrojecidos y marcando cada una de las letras para que yo no me confundiera. Ganó.
Nos acercamos a un restaurante y pedimos al camarero una ración de judías para llevar (0,70€). David se fue satisfecho y yo me quedé pensando en los diferentes gustos de los niños, mientras unos imploran judías otros no quieren ni verlas. Y recordé la frase que nos lapidó una profesora mientras estudiaba nutrición humana y dietética: "El hambre es la necesidad de comer; el apetito, el placer de degustar."
Así aprendí que un gato se llama Paka, que la mesa es Meza, que la escuela es Shule y que a un perro se le llama Mbura. Cuatro semanas son poco tiempo para aprender el idioma pero suficientes para hacer amigos.
El 28 de febrero, sábado, fue el último día que pasé por la oficina de Ex-Street Chilren. David estaba allí y cuando ya me iba se pegó a mi chepa. Dijo que estaba muerto de hambre, que yo era rico y que tenía que comprarle algo de comida. No solía hacerlo; en la ONG me advirtieron que no diera dinero ni comida a los niños que me lo pedían. Haciéndolo, se les anima a permanecer en la calle porque no les resulta difícil subsistir. La manera de ayudarles es otra.
Pero David seguía insistiendo. Pensé en comprarle un par de plátanos (0,10€) pero rehusó. Dijo que los plátanos no le gustaban, que él quería un plato de judías: "I want beans", decía mientras me miraba fijamente con sus ojos enrojecidos y marcando cada una de las letras para que yo no me confundiera. Ganó.
Nos acercamos a un restaurante y pedimos al camarero una ración de judías para llevar (0,70€). David se fue satisfecho y yo me quedé pensando en los diferentes gustos de los niños, mientras unos imploran judías otros no quieren ni verlas. Y recordé la frase que nos lapidó una profesora mientras estudiaba nutrición humana y dietética: "El hambre es la necesidad de comer; el apetito, el placer de degustar."
7 comentarios:
Qué situaciones de nudo en el estómago, Mister Bean.
Dulce derrota.
por lo que se ve el chico no tenia mucha hambre,ya estaba en la fase del apetito,curioso.
Un saludo.
Casi contracturas, Ander.
Sí Sergio. Pero para el caso, me apetece una venganza en plato caliente. No me imagino un estofado de judías frías.
Maratonman, seguro que habría comido cualquier cosa, aunque puestos a pedir se decidió por algo muy nutritivo. Él padecía hambre mientras que cuando nosotros decimos tener hambre solemos referirnos o imaginarnos un plato concreto. Esto es apetito: un placer, no una necesidad.
Encara que em diguessin que no , jo també hagués cedit .
Cómo negarle comida a un niño? Menudo dilema, pero yo creo que hiciste lo mejor.
"La manera de ayudarles es otra"
Partiendo de los ejemplos que tenemos de campos de refugiados, los cooperantes dicen que si la población no colabora ni se involucra en el sustento alimenticio se vuelve cómodo y dependiente de la ayuda externa.
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