martes, 18 de mayo de 2010

Floods

La mejor manera de aprender (o mejorar) un idioma es dándose de bruces contra las palabras. Floods era una palabra desconocida para mí hasta la semana pasada, pero ahora ya no se me olvidará; ya no es estación seca en Kenia y cuando llueve, diluvia. Eso significa que cuando llueve bastante (es decir, diluvia bastante) se producen inundaciones: floods.



La foto ilustra la calle donde vivo, después de una lluvia de menos de una hora. Están construyendo un cauce para canalizar el agua y así poder asfaltar la calle, pero hasta que no llegue ese día será imposible entrar en casa sin las zapatillas embarradas. Por otro lado, si llueve como ayer el agua desbordará y seguirá inundando las parcelas vecinas, donde algunos viven en chabolas metálicas.

Por suerte, Eldoret no es de las peores zonas para las “floods”, pero sí dificulta un poco el salir a correr. No es un tema de llegar mojado o no, sino de llegar de pie o no; las lluvias se concentran por la tarde y noche, casi nunca por la mañana, pero el suelo se queda embarrado hasta el día siguiente. Si uno se atreve a no utilizar las pocas carreteras asfaltadas (y llenas de matatus asesinos), se ve irremediablemente trasladado del atletismo al patinaje pseudo-artístico.

De entre todos los barros conocidos, en los caminos de Eldoret destacan dos: el empalagoso que cubre varios centímetros y el ultradeslizante que pretende ser invisible. El primero es previsible por su consistencia esponjosa y la abundancia de charcos que contiene; el peligro está en el segundo. El barro ultradeslizante es consecuencia del tipo de camino de Eldoret.

En la estación seca, los caminos son de tierra pero tan compactados que parecen de asfalto. Al llegar las lluvias, el agua no puede penetrar y formar barro, así que resbala hasta los laterales, pero en su camino va dejando una fina capa de agua sobre una superficie arcillosa. A simple vista, no está embarrado pero... No sólo se corre el peligro de resbalar continuamente sino que apenas se avanza: a las zapatillas les falta tracción y en lugar de correr hacia delante, la zapatilla resbala hacia atrás.

Por todo ello, la mayoría de mis entrenamientos de ahora transcurren por las carreteras, de las que me apeo cada vez que la acera (de tierra, claro) lo permite. Hoy haré un poco de pista; a ver qué tal se corre en ella.

6 comentarios:

mòmo dijo...

Tanta tontería con el tipo de pie y la zapatilla adecuada y, al final, todas acaban resbalando...

Anónimo dijo...

Y... no te has llevado las zapatillas de clavos???

Un petó.
La mare

Santa Biología dijo...

Estupendo artículo. La verdad es que lo del barro ese que resbala es un coñazo porque no te deja entrenar. En menor proporción claro, pero es algo que todos los corredores hemos sufrido alguna vez.

Lo de la carretera, a que te refieres con matatus asesinos???? Y perdona por mi ignorancia.

Un saludo

Sergio dijo...

Con salir de casa cogiendo carrerilla...

ERT dijo...

Ahora ya sabes por qué corren descalzos.

Marc Roig Tió dijo...

Mòmo, como bien dice Enric, una opción es ir descalzos.

Mare, me las he llevado, pero no para rodar.

Santa Biología, los matatus son las furgonetas colectivas que conducen como locos. A veces te tiran fuera de la carretera.

Buena opción, Sergio. Lo intentaré.