Mis avituallamientos

Cuando publiqué el recorte de ABC donde hacía de liebre a Alessandra Aguilar en Rotterdam, varios me preguntasteis qué era eso que llevaba en la mano. Son mis avituallamientos y hoy os contaré cómo y por qué son así.

Después de varios intentos de beber con botellines, bidones y vasos, la casualidad quiso que descubriera una nueva manera de hidratarme en el otro lado del charco. Durante mi estancia en Ecuador el pasado mes de noviembre y mientras disputaba la media maratón Mitad del Mundo, bebí por primera vez en carrera con bolsas de plástico (en este blog sobre Burkina Faso se explica muy claro por qué es un método útil en los países de baja renta y por qué seguramente no se comercializan aquí). Al parecer, es una práctica habitual en el continente americano, pero para mí era una sorpresa e incluso dudé de si sería capaz de beber bien. Pero no sólo bebí bien sino que me enamoré de este nuevo método y busqué la manera de trasladarlo a España. Busqué en internet si alguna compañía de agua o bebidas isotónicas trabajaba este formato y no tuve suerte, así que me las apañé al más puro estilo bricomanía (reconozco que mi hermana Maria me ayudó mucho a simplificar el sistema) para conseguirlo.

Material necesario: 

• bolsas de plástico (mejor con cierre) de esas para congelar
• cinta americana o celo ancho
• sales minerales
• bidón para hacer la mezcla
• agua

Procedimiento:

1. mezcla las sales minerales con el agua en el bidón
2. introduce la mezcla (yo suelo utilizar 300ml) en la bolsa
3. cierra la bolsa con el cierre intentando que no quede aire dentro
4. dobla la parte superior de la bolsa varias veces, hasta reducir su tamaño al del líquido que contiene
5. precinta la bolsa generosamente
6. fírmala (por si al final se convierten en famosas)
7. apriétala fuerte para asegurarte de que no pierde (para una maratón, mejor prepáralas el día anterior y repite las que no has conseguido hermetizar). 

Beber mientras corres no es una tarea fácil y cuanto más rápido vayas más complicado se convierte. De todos es sabido que beber de un vaso mientras corres es misión imposible, pero beber desde un botellín tampoco resulta sencillo (por lo menos para mí). En cambio, las bolsas tienen la ventaja de que un mordisco produce el orificio lo bastante pequeño para que todo el líquido vaya dentro de la boca y, más aún, no hace falta levantar el brazo para beber: con sólo apretar un poco la mano, la bebida sale del orificio; es como tomarse un gel. ¿Te animas a probarlo?