El domingo, poco antes de las nueve de la mañana, me desayunaba en un bar lleno de humo de una polvorienta calle de Zaragoza. Al pedir tostadas al camarero -chino- me sirvieron pan rehogado en aceite de fritura y un bote -con forma de ketchup- que prometía ser mermelada de fresa.
En estas condiciones, y oyendo -que no escuchando- las vicisitudes de una mujer respecto al trabajo de la pasada noche, no pude menos que esbozar una sonrisa al leer la noticia que aparecía en el Marca del día: Roberto Heras queda segundo en el mundial de bicis plegables.
Tal especialidad se celebró en la ciudad inglesa de Oxfordshire y fue organizada por la marca de bicis plegables Brompton. La competición no dejó de ser entretenida por las condiciones que debían llevar a cabo los participantes. Como buenos british, era obligatorio llevar camisa, corbata y americana, aunque permitían el uso de pantalón corto (no culotte). El casco, como es lógico, no podía faltar y así la indumentaria quedaba definida como algo arriesgado pero no exento de encanto (hablando desde el bar polvoriento que atendía un chino).
Por si fuera poco, la salida se daba con todos los ciclistas a un lado de la calzada y las bicis, correctamente plegadas, al otro como si fueran las 24 horas de Lemans. Para el recuerdo quedan algunas fotos y, también, la ilusión de que la bici llegue a España como transporte del día a día, aunque no se exige la indumentaria british.
La página web del campeonato está aquí.
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