martes, 25 de enero de 2011

Correr

Jean Echenoz publicó hace unos meses el libro Correr, la vida de Emil Zatopek, la locomotora humana. Es corto, se lee muy rápido y da demasiada pena llegar al final. Reconozco que lo leí a pequeños sorbos, para hacerlo durar: sus 140 páginas me duraron casi dos semanas.


Como atleta se echan de menos más referencias al crono: qué tiempos hacía en las carreras, cómo eran sus entrenamientos (cuántos días a la semana, cuántos kilómetros...) e incluso cómo planificaba la temporada; pero como aficionado sobran las anécdotas: cómo cayó desmayado al correr demasiados metros sin respirar, cómo se rieron de él antes de la primera competición internacional y luego humilló al estadio, cómo pasó del más alto grado militar a ser basurero y cómo le vetaban la entrada a países como Francia o Brasil por culpa de los periódicos checos.


Es una obra fascinante, que descubre lo más humano del corredor más inhumano y, de vez en cuando, suelta perlas en boca de Zatopek como esta: "No tengo suficiente talento para correr y sonreír a la vez. Correré con un estilo perfecto cuando se valore la belleza de una carrera según un baremo, como en el patinaje artístico. Pero yo, de momento, lo que tengo que hacer es correr lo más rápido posible".


Y vaya si lo hacía: ganó los 5000, los 10000 y la maratón en los mismo Juegos Olímpicos de Helsinki, también varias distancias en campeonatos de Europa y se prodigó en carreras comerciales (siempre que los dirigentes de su país se lo permitían) como la San Silvestre de Sao Paulo o el cross de San Sebastián (en el hipódrome de Lasarte) de 1958. Pero si queréis saber algo que no contó Echenoz, leed la entrada de Ander Izaguirre y su tío-abuelo Patxi repartiendo txapelas por el mundo. ¿Os imagináis a Zatopek haciendo de barman?

5 comentarios:

Ander dijo...

El libro menciona de refilón el momento en que Patxi Alcorta (tío de mi madre, no mío) pone la txapela a Zatopek: dice que en San Sebastián le regalaron un sombrero, jaja. Ese traductor despistau...

A Zatopek le dieron el Tambor de Oro (el mayor reconocimiento que otorga el Ayuntamiento de San Sebastián) hará unos veinte años. Patxi ya había muerto, pero mi madre y su familia compartieron unos ratitos con Zatopek y la suya. Lo tengo que preguntar bien en casa, a ver cómo fue aquello.

A mí el libro me dejó un poco frío, Marc.

Marc Roig Tió dijo...

Eres más difícil de contentar que yo, jeje. ¿Qué fue más o menos lo que te dejó frío? A mí me habrían gustado más datos, pero en cuanto a entretenimiento me gustó.
Y pregunta un poco en casa a ver cómo fue eso del Tambor de Oro y la reunión con la familia Zatopek.
PD: cambio a tío-abuelo.

Rafa González dijo...

Yo lo tengo pedido en la biblioteca.... He leído que este buen hombre se marcaba sesiones de 50x400!!!

Ferran dijo...

També el tinc però a la cua de la prestatgeria...darrerament llegeixo una mica el diari i no tinc temps per més :(
Crec que abans dels jocs de Sidney van fer una Noche temática dedicada a l'atletisme i dels 3 documentals un era de Zatopek. Pagaria 30€ per un dvd amb aquell programa; va ser excepcional. Tot un estadi cridant zatopek! zatopek!

txeiks dijo...

Ja me l'he llegit, Marc, i m'ha agradat molt: potser perquè no sóc atleta no hi trobo a faltar res. Cal remarcar la capacitat de síntesi de l'Echenoz: no sobra ni falta una paraula.
Després de llegir el llibre entenc molt millor la vostra feina.
Una abraçada! Sort a Bilbao!