jueves, 15 de noviembre de 2007

Mi madre

El fin de semana con mis padres acabó, pero dejó paso al lunes con mis padres. Lo que tienen los vuelos baratos es que normalmente necesitas regresar el lunes por la noche. Si el trabajo lo permite, es una opción buenísima.

Los lunes empiezo a trabajar (prácticas) a las 12. Se lo recomiendo a todo el mundo; permite empezar la semana siempre con buen pie. Da tiempo a salir a correr, organizar toda la semana y llegar al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja, sin agobios, sin prisas, sin estrés. Pero ya es rizar el rizo si el entrenamiento matutino lo puedes hacer con tu propia madre.

Mi madre me inculcó la pasión por el correr. No es menos, pues 23 años antes yo la "obligué" a ella. Mi madre jugaba al baloncesto, desde pequeñita hasta que nací yo. Yo fui el cuarto hijo en 5 años y entre tanto pequeñajo en casa, el trabajo y los entrenamientos y los partidos, se vió obligada a dejarlo. Pero no podía estar sin practicar deporte y cambió al atletismo; el atletismo tiene la ventaja de que se puede practicar en casi cualquier parte y a casi cualquier hora. La de veces que nos dejó sólos en casa mientras ella se iba a correr, aunque algunos familiares pusieran el grito al cielo.

No obstante, no me dejé persuadir fácilmente. Yo de pequeño era fútbol, fútbol y fútbol. A regañadientes corría los crosses en los que me apuntaba con mis hermanos y hermanas. Pero una madre no se da por vencida con facilidad. Al pie del cañón se mantuvo y ahora soy el niño de sus ojos (con permiso de Nico, claro).

Como es lógico de cualquier madre, vibra con mis buenos resultados. Pero porque sabe que para recoger frutos hay que trabajar mucho la tierra, no me deja pasar ni una. Cuando estoy en casa me controla mejor que mi entrenador; me pregunta siempre qué he hecho y qué es lo que tenía que hacer. Y si entrevé que he escaqueado algo, me pone mala cara y me suelta un sermón.

Recuerdo una vez que vino a buscarme a Girona en coche. La noche antes no había dormido demasiado y, por lo tanto, esa mañana no entrené. Volviendo a casa me preguntó si ya había entrenado y, al responder negativamente, paró el coche.

-Ya te puedes poner las zapatillas. Yo me voy por el autopista y tú sigues corriendo por la nacional.

Una hora y pico más tarde llegué a casa. Calculando a ojo descubrí que había 18kms desde ese punto hasta mi casa. Ahora no me parece tanto, pero entonces tenía 16 años y nunca había corrido tanto.

Compartir aficiones con la propia madre es algo enorme, aunque algunas veces se imponga su voluntad. Al fin y al cabo, siempre es por nuestro bien. Y lo bien que lo pasé al lunes pasado enseñándole el Amsterdamse Bos. Ésto sí que no tiene precio.

Siento no tener ninguna foto. No conseguimos, entre los dos, convencer a mi padre para que se uniera a la expedición.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que bien lo pasamos!... i el Amsterdam bos genial!,, aunque a otro ritmo da gusto correr con los hijos.

Marc Roig Tió dijo...

Cierto que lo pasamos bien. A ver si el resto de la familia (y amigos, por qué no) se animan a visitarme.

Furacán dijo...

Hola!
Enhorabuena por tu blog, me ha gustado mucho, está muy bien.
Te añado a mis enlaces si no tienes inconveniente.

María dijo...

jajajaja esque las madres... lo que valen las madres! eh? Ya le puedes dar las gracias mil veces!!! jajajaja.

Ese detalle del coche... jajaja me ha traido algun recuerdo! Gracias!

Marc Roig Tió dijo...

Hola Furacán, me alegro de que te haya gustado el blog. Ahora mismo visito el tuyo y te creo un enlace.

María, lo que valen las madres! Tienes toda la razón, a darle las gracias mil veces y todavía me quedaré corto.
Y si lo del coche te ha traído algún recuerdo, pues ya lo estás contando en tu blog; que a todos nos encantan tus escritos.

Álvaro dijo...

Hola:

He entrado aquí desde el blog de Lluvia de ideas.... Me gusta mucho lo que me he encontrado

Una cosa me ha sorprendido: he visto que tienes el enlace de mi blog... No sabía que alguan vez lo habías leído...Espero que algún día te dejes ver por allí

Yo volveré

Marc Roig Tió dijo...

Hola Trenti; como ya me dijo J. un día: hay una cadena.

Me alegro que te gustara. A mí me gusta tu blog pero, como muy bien apuntas, todavía no había dejado señales de "visita". No te preocupes, lo haré.

mòmo dijo...

Mamá lo intentó más o menos con todos. Yo fui su primer y gran fracaso. Enric parecía apuntar maneras, pero al final ha renunciado a lo agradable por lo importante. María se decantó por el tenis, primero, y el balet y la danza, después. Como contigó triunfó, se ha plantado y permite que los otros dos jueguen al fútbol.

Marc Roig Tió dijo...

Bueno, los otros dos juegan al fútbol, pero por ahora.

Y en cuanto a tu gran fracaso, era de esperar. Recuerdo esa cinta de video casero en la que pasan los minutos y los corredores hasta que, por fin, apareces en la imagen. Podría servir como definición de eternidad.