viernes, 10 de diciembre de 2010

El canal de Panamá



Si estás comiendo plátanos en España y éstos no son de Canarias, seguramente habrán pasado por el Canal de Panamá y, con un poco de suerte, serán del cantón El Carmen, donde me encuentro estos días.

El Canal de Panamá, esa obra de ingeniería que permite a los barcos pasar del océano Atlántico al Pacífico (y al revés), no es cualquier cosa. Quien haya visitado el de Suez o lo conozca, verá que no tienen nada que ver. El egipcio es una zanja a nivel que permite pasar del mar Rojo al Mediterráneo, pero el de Panamá no es a nivel, tiene escalones.

De una costa a la otra de Panamá discurren 80kms y entre ellos se creó un lago artificial (lago Gatún) que, una vez lleno, está a 26 metros sobre el nivel del mar. Para llegar allí se construyó -hace más de un siglo- un sistema de esclusas que permiten a los barcos remontar escalones hasta el lago y luego bajar hasta el otro océano.


Según parece, el hecho de que no se hiciera a nivel como el de Suez (aunque se intentó) ha preservado los ecosistemas de ambos océanos, ya que las especias no pueden cruzar y modificar las poblaciones (seguramente las del Pacífico habrían acabado con las del Atlántico porque son menos fuertes).

La visita al canal está llena de información y anécdotas, como cuánto paga cada barco por pasar (entre 300.000 y 400.000$), quién fue el primero y cuál el pasaje más barato: el de Richard Halliburton, a 0.36$ por cruzarlo a nado, ya que la tarifa es por tonelaje.

De hecho, el canal se ha convertido en unidad de medida para los armadores. ¿Quién quiere un barco más ancho que el canal? Tanto se han apurado que los barcos llamados "Panamax" disponen de sólo un metro a izquierda y derecha para no chocar con las paredes del canal. Pero con el comercio mundial ya los Panamax se están quedando pequeños y en Panamá se está construyendo un nuevo sistema de esclusas, más ancho, para mejorar los servicios y conseguir mejores ingresos.

Así fue mi visita al canal y tengo que agradecerlo especialmente a la doctora Enitza por organizarla y a Gustavo por todas sus explicaciones (nadie mejor que un trabajador de allí para contestar todas mis dudas).

2 comentarios:

am dijo...

Qué bien. Siempre me ha gustado lo de las esclusas. En vivo sólo lo he podido ver a muy pequeña escala pasando del Río Chicago al lago Michigan. Pero claro que allí debe ser mucho más impresionante (mucho más).

Marc Roig Tió dijo...

am, no conozco el caso del lago y río Michigan, pero en Panamá yo no los crucé, sólo los vi desde el lateral de la esclusa. Me dijeron que también exista la posibilidad del crucero de un océano al otro, pero no tenía tiempo (ni dinero) para eso, aunque seguro que tiene que ser chévere.